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sábado, 2 de noviembre de 2024

Las caras de Mogarraz

 

La Villa de Mogarraz (Salamanca) es una pequeña localidad que forma parte del Parque Natural de Las Batuecas - Sierra de Francia. Se encuentra ubicada a 80 kilómetros de la capital salmantina y a menos de 10 del vecino municipio de la Alberca. Un pequeño pueblo de poco más de 250 habitantes cuya tradicional arquitectura medieval de influencia francesa le ha valido para ser declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico Artístico.


Las caras de Mogarraz.


Su excepcional trama medieval de calles estrechas, bellísimas casas serranas con típicas estructuras de madera, adobe y piedra, hermosas balconadas y multitud de añejas fuentes, algunas centenarias, dan buena muestra de la belleza de la villa

El pueblo, que fue levantado y repoblado en el siglo XI por franceses y gascones, ha logrado conservar el encanto de su entramado urbano. Un atractivo turístico al que, desde el 2012 se le sumó un gran museo al aire libre repleto de retratos.

Sobre sus fachadas hay más de 800 pinturas de los vecinos de la localidad. Algunos ya no están, pero para los que aún siguen con vida les sirve como recuerdo.

Florencio Maíllo, natural de Mogarraz, es un pintor, escultor y profesor titular de la Escuela de Bellas Artes y de la Universidad de Salamanca. En 2012, inauguró en su localidad de origen el proyecto por el que es más conocido, «Retrata2», que comenzó cuando Maíllo descubrió una colección de fotografías de 388 vecinos que habían vivido en la localidad, y que se ha convertido ya en un hito en la historia del arte salmantino.

Esas fotos fueron hechas por Alejandro Martín Criado para los carnés de identidad de esas personas. Todas las pinturas están realizadas sobre chapa. Algunas están más desgastadas que otras debido al paso del tiempo. No obstante, para evitar su deterioro, Florencio Maíllo utilizó la encáustica, una técnica pictórica que mezcla ceras con pigmentos naturales.

Lo que iba a ser una exposición temporal se convirtió en galería permanente que rinde homenaje a la memoria de las gentes que hicieron de Mogarraz lo que es ahora, una de las poblaciones más atractivas de Salamanca y de Castilla y León. En la actualidad, existen más de 800 retratos de los vecinos más jóvenes que el artista ha hecho a lo largo de los últimos años.

Maillo no sabía que con su proyecto de Retrata2-388, terminaría dando fama, incluso internacional, a su localidad de origen con la cara de sus vecinos.

sábado, 28 de septiembre de 2024

Las clases del diablo

 

Bajo la desaparecida iglesia de San Cebrián, en Salamanca, se encuentra una cueva donde, según la leyenda, el diablo impartía clases de artes oscuras. Durante siete años, siete estudiantes aprendieron los secretos del diablo, pero al final del séptimo año, uno de ellos fue llevado al infierno como pago.


Cueva de Salamanca.


Miguel de Cervantes dio un tratamiento burlesco a la leyenda en su entremés La cueva de Salamanca. La tradición se trasladó a Iberoamérica, en varios de cuyos países se denomina salamancas a los antros donde brujas y demonios celebran sus aquelarres.

La tradición popular asignó la labor docente a Asmodeo o algún otro demonio, que durante siete años, en oscuridad de la noche, daba clases de adivinación y otras artes tenebrosas a siete alumnos.

Terminada la carrera, se echaba a sorteo y uno de ellos quedaba en manos del demonio. Según se dice, el marqués de Villena (personaje legendario inspirado en don Enrique de Villena) fue uno de los estudiantes aventajados del demonio, del que consiguió escapar con vida, aunque dejó en manos de el malvado su sombra, quedando así marcado de por vida como uno de sus adeptos.

Una variante de la leyenda adjudica el papel de discípulo burlador al sacerdote bajonavarro Pierre de Axular. Como catedrático de la Cueva, además del diablo, se cita a un sacristán o bachiller, Clemente Potosí, o a una cabeza parlante que recuerda al Bafomet templario.

Durante su reinado, Isabel la Católica ordenó tapiar preventivamente el acceso con argamasa y piedras. Tras la destrucción de la iglesia, a finales del siglo XVI, la cueva sirvió como trastero del palacio del Mayorazgo de Albandea, y posteriormente fue utilizada como trastero de una panadería y carbonería.

En el siglo XX, a inicios de los años 90, se excavó concienzudamente la zona, situada en la Cuesta de Carvajal, a la espalda de las catedrales, y los hallazgos realizados fueron expuestos al público en 1993, constituyéndose una zona arqueológica formada por la llamada torre de Villena (alusiva al marqués), la planta de la iglesia de San Cebrián y la Cueva de Salamanca.

sábado, 4 de noviembre de 2023

El Valle de las Batuecas

 

El Valle de las Batuecas, enclavado en la Sierra de Francia (Salamanca), fue durante mucho tiempo un lugar desconocido, cuyos prados, bosques frondosos y cascadas hicieron a muchos pensar que era un reflejo del paraíso.


Valle de las Batuecas.


La leyenda cuenta que unos cazadores descubrieron allí personas que hablaban un idioma desconocido y vivían desnudos. Otra leyenda asegura que no fueron cazadores sino dos amantes fugados.

Fue esta última leyenda la que tuvo mayor fortuna, siendo utilizada por Lope de Vega para una de sus obras teatrales refiriéndose a él como «perpetuo lugar de felicidad». A partir de entonces, el mito de las Batuecas ha tenido un interesante recorrido literario que también ha inspirado a autores extranjeros.

Al margen de las leyendas, las Batuecas es un valle mágico, situado al sur de la provincia salmantina, muy cerca de La Alberca. Su orografía intrincada, rodeado de las cumbres de la Sierra de Francia, lo convirtió en refugio de la fauna local y de algunos eremitas.

En el centro de este valle se encuentra el monasterio carmelita del Desierto de San José fundado a finales del siglo XVI y restaurado recientemente. Cuenta con hospedería para quienes buscan periodos de recogimiento o serenidad.

Tras cruzar las cristalinas aguas del río Batuecas, una pasarela accesible lleva al monasterio y remonta el curso del río hasta alcanzar las fascinantes pinturas rupestres, conservadas en diversos paneles y canchales.

La presencia altiva del macho montés domina los altos de este territorio, declarado Reserva Regional de Caza. También se pueden contemplar el buitre negro y leonado, el águila real, el halcón peregrino o el búho real.

sábado, 5 de diciembre de 2020

El aula de Satanás

 

La Cueva de Salamanca forma parte de la que fuera iglesia de San Cebrián, un templo románico que se levantó junto a la antigua muralla de la ciudad de Salamanca con motivo de la repoblación de la ciudad, en el siglo XII, y que desapareció en el siglo XVI, salvo este pequeño espacio escavado en la tierra.


El aula de Satanás.

La existencia de la cripta se debe al desnivel de la zona, que obligó a la creación de 25 peldaños desde los bajos exteriores de la muralla para poder acceder a la nave del templo religioso. Es curioso que la cueva se situara precisamente bajo un templo dedicado a San Cebrián, que es considerando como uno de los grandes magos de la antigüedad. San Cebrián o Cipriano de Antioquia fue un personaje de gran cultura con extensos conocimientos sobre la magia de la época y que los recogió en un libro antes de convertirse al cristianismo. Está considerado el patrón de los brujos.


Según la tradición oral, allí se levantó un lugar que albergó una escuela de ciencias ocultas donde, tal y como señala la leyenda, Satanás, vestido de sacristán, ofrecía sus conocimientos sobre magia, astrología o adivinación a siete alumnos durante siete años.


Es decir, los muros de la Cueva de Salamanca fue punto de encuentro del demonio con estudiantes, un lugar que, todavía en la actualidad, es objeto de estudio por analistas de la historia más oscura.


Esta leyenda, recogida en parte por escritores como Cervantes o Calderón de la Barca, señala que los alumnos citados superaban los siete años de docencia y abandonaban el lugar. Todos salvo uno, que quedaba al servicio de la cueva para siempre.

De esta leyenda hay distintas versiones que han pasado de generación en generación, y no faltan aquellas que ubican en este mismo espacio a brujas o seguidores del mal de distinta índole o condición.


La tradición y distintas publicaciones señalan que ya en la sociedad antigua se decía que este espacio había sido fundado por Hércules. De hecho, a día de hoy, todavía en latinoamérica se llama salamancas a lugares donde se dice que brujas o demonios llevan a cabo sus aquelarres.


Esa misma leyenda señala que uno de los estudiantes que pasó por la cueva fue Enrique de Aragón, futuro marques de Villena, que tuvo su palacio junto a este mismo lugar del que queda en pie en la actualidad una torre, conocida como Torre del Marques de Villena.


Tras completar sus siete años de aprendizaje en la cueva, Enrique de Aragón logró engañar al diablo y escapar para no quedarse al servicio de ella. Enrique volvió a Toledo y allí se le pudo ver paseando por las calles de esta ciudad, siendo conocido por ser el hombre sin sombra. Se dice que en las clases que recibió del demoníaco sacristán aprendió el arte de la inmortalidad.


Así los salmantinos han mantenido este lugar de la ciudad como un lugar reconocido por los amantes de las ciencias ocultas y temido por los que creen que fue el Aula de Satanás.