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sábado, 1 de marzo de 2025

El Ventano del Diablo

 

A las afueras del pueblo de Villalba de la Sierra (Cuenca) se encuentra el Mirador del Ventano del Diablo. Un imponente balcón abovedado excavado en la roca por la mano del hombre, con unas espectaculares vistas al cañón del río Júcar. Enclavado en el margen del río Júcar se puede contemplar la imponente caída hasta el río. Durante siglos se creyó que este lugar era un portal directo al infierno, donde el diablo mismo asomaba su cabeza para observar el mundo de los vivos. Cuentan que el lugar fue elegido por el mismísimo diablo para asustar a los lugareños y sembrar el caos en la zona.


Mirador del Ventano del Diablo.


Para conseguir su propósito el diablo aparecía en forma de un murciélago enorme y se posaba sobre la ventana de piedra. Los aullidos terroríficos del mismo diablo resonaban en toda la comarca. Cada vez que los escuchaban, los lugareños se asustaban, pues tenían la creencia de que, tras esos aullidos se iba a producir una desgracia o una inexplicable desaparición.

Dejando atrás la leyenda del Ventano del Diablo, la explicación más racional dice que el nombre de Ventano del Diablo hace referencia a los sonidos que produce el viento al pasar por las grietas y cavidades de las rocas, creando un efecto aterrador que pareciera provenir del mismísimo diablo.

A día de hoy, la mayoría de los visitantes que acceden al lugar no conocen la leyenda y recurren a este lugar para disfrutar de un paisaje sin igual, convirtiéndose en un lugar de destino turístico. Y es que, las vistas que ofrece este balcón al abismo son impresionantes.

Además de la clásica leyenda que existe sobre el lugar, existen otras muchas que tienen el mismo escenario. De todas ellas, destaca la leyenda del joven enamorado del Ventano del Diablo. Según cuentan, Juan era un joven enamorado que decidió adentrarse en la sierra para buscar una flor especial para su amada. Mientras buscaba la flor, Juan se encontró con un denso bosque que decidió recorrer para conseguir su objetivo, llegando hasta el mismo Ventano del Diablo. Al llegar allí, Juan escuchó una misteriosa voz susurrando su nombre desde lo más profundo del abismo. Intrigado, el joven se acercó hasta la ventana natural donde quedó atrapado por la belleza del paisaje.

Mientras contemplaba absorto el paisaje, una figura oscura emergió de las profundidades y le ofreció a Juan un pacto, una vez que muriera tenía que entregar su alma al mismísimo diablo, en cambio en vida tendría muchas riquezas y poder.

Por muy tentadora que fuera la oferta, Juan la rechazó y logró escapar del lugar. Pero se dice que, desde aquel entonces el cuerpo de Juan perdido sigue dando tumbos por el lugar, buscando el camino de regreso a su hogar.

sábado, 9 de noviembre de 2024

La Cruz del Diablo

 

Cuenca es una de las ciudades más mágicas de todo el territorio español. Destacan sus casas colgadas, su bosque o ciudad encantada y su centro histórico, pero también una leyenda relacionada con el diablo

Cuenta una leyenda que en el siglo XVIII un joven llamado Diego se aprovechaba de sus dotes seductoras para ir detrás de las doncellas para, posteriormente, dejarlas tiradas. Un día llegó a la ciudad una mujer verdaderamente preciosa. Todos se quedaban impactados a su paso. Muchos eran los jóvenes que trataron de cortejarla, pero no lo lograron.


Cruz del Diablo.


Hasta que Diego decidió lanzarse. La joven le hizo saber que se llamaba Diana. El apuesto muchacho se burló de sus amigos, haciéndoles saber que ya conocía a la hermosa mujer de la que todo el mundo hablaba. Lo que no esperaba era que Diana iba a darle largas. Diego terminó obsesionándose con ella, ya que no había conocido a nadie similar.

A pesar de todo, lo que no sabía es que esa belleza escondía un terrible y oscuro secreto. Una mañana cualquiera, Diana no dudó en hacer llegar un mensaje de lo más concreto al apuesto mozo: “Te espero en la Puerta de las Angustias. Seré tuya en la Noche de los Difuntos”. Diego estaba verdaderamente entusiasmado, por lo que se puso sus mejores galas para esa noche.

No contaba con que iba a desatarse una enorme tormenta, donde los truenos y los relámpagos eran los protagonistas. A pesar de todo, Diego acudió a la cita y se encontró con ella, que lucía un precioso vestido. Comenzaron a besarse y, cuando el joven comenzó a levantar la falda de su enamorada, cayó un rayo de manera súbita.

Su rostro palideció al descubrir que, en lugar de una pierna, Diana tenía una pezuña y una pata de cabra. La escena era tan sumamente dantesca que Diego quedó aterrorizado. Y es que la preciosa joven era el diablo, que soltó unas carcajadas que aún retumban en el lugar de encuentro.

El joven, en ese momento, no dudó un solo segundo en aferrarse a una cruz que encontró a las puertas del santuario, la conocida como la Cruz del Diablo. El diablo no tardó en darle un zarpazo. Cuando pudo abrir los ojos, pudo ver que esa marca había quedado en la cruz. Una aventura que marcó para siempre a Diego, que decidió ingresar en el Santuario de las Angustias.

sábado, 28 de septiembre de 2024

Las clases del diablo

 

Bajo la desaparecida iglesia de San Cebrián, en Salamanca, se encuentra una cueva donde, según la leyenda, el diablo impartía clases de artes oscuras. Durante siete años, siete estudiantes aprendieron los secretos del diablo, pero al final del séptimo año, uno de ellos fue llevado al infierno como pago.


Cueva de Salamanca.


Miguel de Cervantes dio un tratamiento burlesco a la leyenda en su entremés La cueva de Salamanca. La tradición se trasladó a Iberoamérica, en varios de cuyos países se denomina salamancas a los antros donde brujas y demonios celebran sus aquelarres.

La tradición popular asignó la labor docente a Asmodeo o algún otro demonio, que durante siete años, en oscuridad de la noche, daba clases de adivinación y otras artes tenebrosas a siete alumnos.

Terminada la carrera, se echaba a sorteo y uno de ellos quedaba en manos del demonio. Según se dice, el marqués de Villena (personaje legendario inspirado en don Enrique de Villena) fue uno de los estudiantes aventajados del demonio, del que consiguió escapar con vida, aunque dejó en manos de el malvado su sombra, quedando así marcado de por vida como uno de sus adeptos.

Una variante de la leyenda adjudica el papel de discípulo burlador al sacerdote bajonavarro Pierre de Axular. Como catedrático de la Cueva, además del diablo, se cita a un sacristán o bachiller, Clemente Potosí, o a una cabeza parlante que recuerda al Bafomet templario.

Durante su reinado, Isabel la Católica ordenó tapiar preventivamente el acceso con argamasa y piedras. Tras la destrucción de la iglesia, a finales del siglo XVI, la cueva sirvió como trastero del palacio del Mayorazgo de Albandea, y posteriormente fue utilizada como trastero de una panadería y carbonería.

En el siglo XX, a inicios de los años 90, se excavó concienzudamente la zona, situada en la Cuesta de Carvajal, a la espalda de las catedrales, y los hallazgos realizados fueron expuestos al público en 1993, constituyéndose una zona arqueológica formada por la llamada torre de Villena (alusiva al marqués), la planta de la iglesia de San Cebrián y la Cueva de Salamanca.