Mastodon Clave Menor: submarino

Publicidad

Mostrando entradas con la etiqueta submarino. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta submarino. Mostrar todas las entradas

sábado, 30 de enero de 2021

Un héroe desconocido que salvó al mundo

 

Vasili Arkhipov.


Hay ciudadanos que pasaron inadvertidos en la Historia por diversas razones, pero que tuvieron un papel relevante en el desarrollo de los acontecimientos. Este es el caso de Vasili Arkhipov que salvó a la humanidad del desastre nuclear durante la Guerra Fría.


Vasili Arkhipov, nacido en 1926 y fallecido en 1998, fue uno de los tres oficiales al mando de un submarino soviético B-59. En los últimos días de octubre de 1962 navegaba sumergido junto a otros cuatro submarinos similares con destino a Cuba.


La Unión Soviética había instalado secretamente en suelo cubano varias lanzaderas de misiles nucleares, capaces de alcanzar territorio estadounidense en apenas unos minutos. Era la respuesta al despliegue previo de proyectiles atómicos de Estados Unidos en Turquía, una amenaza capaz de golpear y devastar Moscú en apenas un cuarto de hora.


En medio de esa escalada de tensión la 69 Brigada Submarina Soviética, en la que se encuadra la nave de Arkhipov, se dirigía hacia aguas cubanas. Su misión, burlar el embargo que la armada norteamericana había dispuesto en torno a la isla y establecer una base submarina en la bahía de Mariel, en la costa norte de Cuba.


El B-59 de Vasili Arkhipov iba equipado con torpedos nucleares. Pocos días antes, un avión espía U-2 de los Estados Unidos había sido derribado en suelo cubano y un grupo de cazas MIG soviéticos atacaba a otro de estos aparatos mientras completaba un vuelo de reconocimiento en Siberia.


Mientras en el Pentágono se ultiman los detalles para la invasión final de Cuba, los buques de la US Navy y los aviones espías de la CIA sobrevolaban el Caribe en busca de embarcaciones soviéticas que intentaban introducir más armamento nuclear en la isla.


Las instrucciones del secretario de Defensa norteamericano, Robert Mcnamara, eran claras, si se detectaba a cualquier intruso los buques norteamericanos debían obligarlo a emerger e identificarse y bloquear su acceso. Una de esas embarcaciones era el B-59. El máximo responsable del buque, Vitaly Savitsky, llevaba como segundos a bordo a Arkhipov y un oficial político.


A media tarde del 27 de octubre de 1962 los acontecimientos se precipitan. Un grupo de destructores estadounidenses detecta la brigada del B-59. Ignorando que se enfrentan a buques con armamento nuclear, los barcos norteamericanos comienzan a lanzar cargas de profundidad para forzar a los submarinos soviéticos a emerger.


A bordo del sumergible de Arkhipov se viven momentos de pánico y caos. Ante la gravedad de los acontecimientos, el trío de oficiales al mando había zarpado de la URSS con autorización para lanzar sus torpedos nucleares si los tres oficiales estaban de acuerdo en hacerlo.


Sin comunicación con Moscú, y desconociendo si ya había estallado la guerra entre las dos superpotencias, un grupo de marinos acosados tendría que decidir el destino de la humanidad. El oficial de comunicaciones Vladimir Orlov vivió a bordo aquellos dramáticos instantes. Según la versión que facilitó de los hechos, tras una larga travesía transoceánica sumergidos, la tripulación y el capitán Savitsky estaban ya exhaustos.


Las cargas de los destructores norteamericanos explotaban a pocos metros del casco del submarino soviético. Así hostigado, presionado por una marinería que exigía defenderse, Savitsky hace un último e inútil intento de contactar con Moscú.


Es entonces cuando decide lanzar un torpedo, pero antes consulta, como estaba convenido, a sus dos segundos a bordo para ratificar una decisión que requería de su consentimiento. Los tres marinos celebran una reunión que decidió el destino de la humanidad. El oficial político se muestra de acuerdo con Savitsky en abrir fuego, pero Arkhipov se opone


Arkhipov convence a Savitsky de que haga emerger el submarino. El B-59 asoma a la superficie y da media vuelta a la espera de instrucciones del Kremlin rehuyendo el enfrentamiento con las fuerzas norteamericanas. Pocas horas después, Kennedy y Kruschev alcanzaban un acuerdo.


Nadie lo supo entonces, pero Arkhipov salvó aquel día al mundo. Su historia no se hizo pública hasta 2002. En un congreso celebrado en La Habana a los cuarenta años de aquel episodio, Mcnamara, basándose en documentos estadounidenses desclasificados, admitió que la guerra nuclear estuvo más cerca de lo que nadie había pensado.


sábado, 29 de agosto de 2020

Inventores españoles (y II)


En el capítulo anterior conocimos a los inventores del tren Talgo, de la fregona, de las jeringuillas hipodérmicas, la calculadora integral y el motor de agua. Pero hay otros españoles con inventos destacables.

Autogiro de Juan de la Cierva.
El palentino Adrián Álvarez Ruiz, nacido en 1884, se inspiró en la lectura de Julio Verne para desarrollar sus propias invenciones. Emigró a Madrid para trabajar como obrero, pero pronto demostró sus habilidades y no tardó en llegar a la dirección de los talleres de la compañía MZA, antecedente de Renfe.

Toda su vida trabajó para mejorar la tecnología ferroviaria, pero su invento estrella fue un tanque submarino ideado para mejorar las condiciones de regeneración del aire en el interior de los submarinos y hacer posible que las personas encerradas bajo el agua pudiesen resistir más tiempo.

A mediados del siglo XIX, en 1859, el catalán Narciso Monturiol sorprendía al mundo naval con el primer buque sumergible. Era de madera y su propulsor era manual, algo que solucionaría unas décadas más tarde el ingeniero murciano Isaac Peral, que en 1888 diseñó el primer submarino de acero impulsado por energía eléctrica y que fue toda una revolución.

En esta relación de inventores se añadió en 1887 Leonardo Torres Quevedo, que registró la primera patente de lo que él llamó “Sistema de camino funicular aéreo de alambres múltiples”, aunque no fue hasta 1907cuando el primer teleférico para el transporte de personas entró en funcionamiento en Monte Ulía (San Sebastián).

Lo que ahora conocemos como helicóptero se llamó inicialmente autogiro. Los primeros modelos fueron de Juan de la Cierva, quien los diseñó en los años 20 del siglo pasado, aunque la idea central de este invento fue del mallorquín Pere Sastre Obrador.

Varios países reclaman la autoría del futbolín, un clásico del entretenimiento. Son varias las patentes del período de entreguerras que tuvieron por objeto este juego, pero diferentes tesis apuntan a que fue un gallego, Alejandro Campos Ramírez, quien lo patentó por primera vez.

Mónico Sánchez fue el autor del primer dispositivo portátil de rayos X de la historia, que Francia utilizó en la Primera Guerra Mundial como parte de su equipamiento médico.

Este español de origen humilde emigró a Nueva York y logró la excelencia en el campo de la electricidad. Mónico Sánchez sí ganó una fortuna, que luego decidió invertir en un proyecto para crear un centro de alta tecnología en su pueblo natal, Piedrabuena, en Ciudad Real.

Por último, la “escafandra estratonáutica” que fue la base de los trajes de astronauta que llevaron los austronautas cuando pisaron la luna por primera vez, la diseñó en 1935 el granadino Emilio Herrera Linares.