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sábado, 26 de abril de 2025

La Cueva de los Franceses

 

La Cueva de los Franceses está situada en el término municipal de Revilla de Pomar, al noreste de la provincia de Palencia, próxima a Aguilar de Campoo. El nombre original era Gruta de la Lora. Se llama de esta manera porque en ella se abandonaron los cuerpos de los soldados franceses muertos en la Guerra de la Independencia surgida en España en 1808. En concreto, en un encuentro con un destacamento de húsares cántabros, mandados por el general Porlier.


Cueva de los Franceses.


Estos últimos fueron los que lograron la victoria por lo que, para deshacerse de los cadáveres, decidieron arrojarlos por un agujero de la cueva. De ahí el nombre. Este lugar fue descubierto por un pastor en el siglo XIX que vio cómo una de sus ovejas desapareció. Al ir a rescatarla, se encontró con este lugar tan espectacular. Casi 100 años después fue puesta en valor por Luciano Huidobro, sacerdote, catedrático y erudito, que dio a conocer esta cueva.

Se trata de la única cavidad visitable en la provincia y conserva un inaudito paisaje subterráneo de alagmitas, estalactitas y columnas, al que se suma una atmósfera de cuento con la iluminación ambiental. Es el complejo kárstico por excelencia de la montaña palentina Habilitada para el público gracias a la construcción de un túnel artificial, actualmente, la cueva se encuentra cerrada por trabajos de mantenimiento.

A una distancia aproximada de 1.500 metros dela Cueva de los Franceses se encuentra el Mirador de Valcabado, al que se puede acceder también realizando una ruta que parte del pueblo cántabro de Revelillas. Este mirador está ubicado en un emplazamiento privilegiado, en un espectacular balcón natural sobre el hayedo de Monte Ahedo, dominando el Valle de Valderredible. Desde aquí se pueden ver también los pueblos palentinos de Cezura, Lastrilla y Berzosilla, junto a buena parte del páramo de la Lora.

A unos 20 minutos se encuentra Aguilar de Campoo en el que se ubican un castillo, colegiata, monasterios, como el de Santa María la Real y casas blasonadas. Además, es famosa por ser cuna de las galletas Fontaneda. Como dato curioso añadir que en la década de 1960 hubo en Aguilar cinco fábricas de galletas, hasta el punto de que 9 de cada 10 galletas que se consumían en España salían de las galleteras aguilarenses.

sábado, 8 de marzo de 2025

Alcañiz, cuna de leyendas

 

Alcañiz (Teuel) es cuna de leyendas e historias ancestrales y trascendentales para la historia de España, ya que fue allí donde se inició una etapa nueva de la Corona de Aragón que daría origen a los hechos posteriores que llevarían al matrimonio de Isabel y Fernando.


Parador Nacional de La Concordia.


El nombre del parador nacional de turismo de la localidad turolense, bautizado con el nombre La Concordia, ubicado en un castillo-convento encumbrado en el Cerro Pui-Pinos, proviene del acuerdo alcanzado entre todos los notables de Aragón para designar rey a Fernando de Trastámara, con la presencia de San Vicente Ferrer en el primer tercio del siglo XV.

Una historia próxima a la leyenda por su desarrollo, cuenta que en mayo del año 1410 fallecía Martín el Humano, rey de Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca, sin dejar sucesión directa al trono, lo que originó un período de dos años de turbulencias en esas tierras, con enfrentamientos entre aquellos miembros de la nobleza aragonesa que querían ocupar el trono. Entre ellos se encontraban el conde de Urgel y el infante de Castilla, Fernando de Trastámara.

Para poner fin a las disputas y buscar una solución, se reunieron en Calatayud, en febrero de 1411, representantes de todos los candidatos y de las regiones que componían el reino de Aragón. En aquel encuentro se decidió que en mayo se llevaría a cabo un nuevo encuentro, esta vez en Alcañiz, del que debería salir la solución definitiva.

Reunidos todos los representantes de la Corona de Aragón en el castillo de Alcañiz en parlamento, y tras la intervención del enviado especial del papa Benedicto XIII, Pedro de Luna, se llegó al acuerdo conocido como de la Concordia, que fue refrendado posteriormente en Caspe, y que otorgó la Corona de Aragón al citado infante de Castilla, Fernando de Trastámara.

Menos histórica es la leyenda de “Los tres vivos y los tres muertos”, que se cuenta por aquel lugar, y en donde toma raíz una de las ideas medievales más importantes, la de que la muerte es el final de todos y todo, ya sea de ricos como de pobres.

Tres jóvenes muy elegantes disfrutaban de una jornada de caza en un bosque próximo a la localidad de Alcañiz, y cuando acosaban a una de las piezas, se encuentraron en un claro entre los árboles y retamas a tres cadáveres en diferentes estados de descomposición. Ante la sorpresa de los cazadores, los muertos les dirigen la palabra. «No creáis que por la riqueza que poseéis y por esos ricos ropajes y las gentes que os sirven estáis libres de la muerte. Mirarnos a nosotros», dijo el primer muerto, quien dirigiéndose directamente a uno de los jóvenes, añadió, «Debes arrepentirte de la vida que llevas y no olvidar a Jesucristo, que es Él quien te puede ayudar a reconducir tu futuro».

El segundo cadáver se encara con el segundo joven, quien temeroso reconoce que se ha entregado en exceso a los placeres mundanos, y promete estar dispuesto a enmendar su vida, no sin antes escuchar al segundo cuerpo corrompido por los gusanos que proclama, «lo que ustedes son, nosotros fuimos; lo que nosotros somos, ustedes serán».

En cuanto al tercer cazador, se lamentó de lo que el hombre es, y se preguntó por qué la vida es tan breve y está tan llena de placeres. A ello le responde el tercer muerto recordando que él pertenecía a una estirpe de reyes y nobles, y que no hacía sino alabar su poder, pero que de nada le ha servido, ya que ahora se encontraba desnudo, repugnante y con gusanos que le querían comer y otros que le desdeñaban.