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sábado, 12 de abril de 2025

La fiebre del oro

 

Las minas de Rodalquilar son un complejo minero abandonado y en ruinas localizado en el pueblo de Rodalquilar, perteneciente al municipio de Níjar, en Almería. El descubrimiento del oro en Rodalquilar se produjo por casualidad en 1864.


Vista exterior de las minas.


En 1915, en la mina María Josefa el oro aparece en estado libre posibilitándose su extracción a pie de mina y es cuando se produce la primera fiebre del oro entre las distintas empresas que construyen plantas de amalgamación por mercurio para la obtención de oro, la planta Abellán en el barranco de la Felipa y la planta María Josefa en el cerro de la Cruz. Pequeñas empresas con medios por lo general rudimentarios que, entre todas, movilizaban un total de 2.500 tm/año con leyes superiores a 10 gramos por tonelada.

Será la empresa Minas Rodalquilar S.A., de capital vasco y dirección británica, la más exitosa por su planteamiento empresarial construyéndose en 1931 la moderna Planta Dorr obteniendo oro por el proceso de cianuración. Esta planta empleó a 250 trabajadores que movilizaban 20.000 tm/año de mineral aurífero, llegándose a producir 242 kilos de oro en 1935.

Al sur de la planta, en las inmediaciones del cortijo de El Estanquillo surge un modesto poblado, inicialmente denominado con este nombre, con unas decenas de casas que, junto con las instalaciones y el diseminado del Valle y del paraje conocido como El Campillo de Rodalquilar, acogían a 509 habitantes, aunque la compañía construyó su propio poblado más cerca de las zonas de extracción, San Diego, hoy arruinado. En 1936 las minas son incautadas por los mineros y en 1941 son nacionalizadas por el Estado.

Después de la Guerra Civil, en 1940, todas las minas de la zona fueron nacionalizadas, hasta que en 1966 el INI, por medio de su empresa Adaro, cierra las minas de oro que poseía en el pueblo. Uno de los motivos de su nacionalización fue la inexistencia en la época de reservas de oro en el Banco de España, que había sido vendido a la Unión Soviética durante la guerra para comprar apoyo militar. Este oro desaparecido se denominó el Oro de Moscú

El motivo del cierre definitivo de todo el complejo minero se debió a la bajísima rentabilidad de la extracción. A pesar de que todavía quedaban cantidades de este metal precioso, su concentración en la roca es tan baja que no hacía rentable el trabajo en este lugar. Se calcula que para la fecha de su cierre debía haber una concentración de unos 7 gramos de oro por tonelada de roca extraída para que una mina de oro fuera económicamente viable, pero tan sólo se estuvo extrayendo 5 gramos por tonelada.

sábado, 13 de enero de 2024

El oro de Las Médulas

 

El color rojizo de las cumbres de Las Médulas, en el corazón del Bierzo (León), destaca entre el verdor del paisaje y llama la atención desde muchos kilómetros de distancia. Los picos de Las Médulas todavía guardan oro en sus entrañas, un oro en forma de pepitas.


Las Médulas.


Plinio el Viejo, que fue administrador de la que era la mina aurífera a cielo abierto más importante de la antigua Roma, dejó escrito que se sacaban unas 20.000 libras de oro al año de aquella montaña que, según él, resultaba tan grandiosa que parecía hecha por gigantes.

Para que les resultara más fácil el trabajo, excavaban en la montaña galerías sin salida, las llenaban de agua para que ablandase un poco la tierra y después, añadían agua en grandes cantidades para que la montaña reventara literalmente y dejara un poso de lodo que ellos cribaban para extraer el oro.

Allí abajo, donde hoy la vegetación se cierra y encierra los secretos de tantas generaciones, se puede imaginar como miles de personas trabajaron incansables bateando el lodo para extraer el oro que después viajaba a Roma para pagar caprichos y campañas militares.

Está comprobado que más de 60.000 personas llegaron a trabajar en ese lugar en el que la mano de obra la ponían miles de esclavos y cuenta la leyenda que entre ellos estuvo Barrabás que, según la tradición popular, también habría estado encerrado en una cárcel subterránea de la cercana Astorga.

Los picos de Las Médulas todavía guardan oro en sus entrañas, un oro en forma de pepitas que, las aguas de lluvia y subterráneas sacan a la superficie en distintos puntos de los alrededores y cuya ubicación guardan celosamente los vecinos de los pueblos cercanos que solo admiten encontrar algunas de forma esporádica mientras, en voz baja, dicen conocer a no pocos coleccionistas que las pagan por encima del precio de mercado.

Existe incluso una leyenda, que habla del Ciprianillo, un libro de magia escrito por San Cipriano, que mostraría los lugares en los que el oro cubre con sus reflejos dorados la montaña, pero también dicen que ninguno de los que fueron en su busca, volvió jamás.

Hoy, las montañas reventadas por el agua, son tierra de cultivo para una vegetación exuberante y los caminos que sirvieron a los romanos para transportar el oro que extraían, están rodeados de árboles seculares entre los que destacan algunos castaños cuyas raíces parecen no tener suficiente espacio hundiéndose en ese terreno singularmente bello, formando auténticas filigranas y figuras, frecuentemente inquietantes, que nos recuerdan a los mouros, míticos guardianes del tesoro que la imaginación popular lo mismo convierte en gigantes perversos que en duendes juguetones.

sábado, 23 de septiembre de 2023

La mina de oro de Las Médulas

 

Durante el imperio romano Las Médulas se consideraban una mina de oro a cielo abierto, algo que originó la cruenta leyenda que se cuenta sobre el lugar. La historia dice que un rayo atravesó al rey Médulo en este lugar, matándolo en el acto. El impacto fundió sus tesoros y los esparció por toda la montaña como pequeñas pepitas de oro.


Panorámica de Las Médulas.


Las Médulas es un sitio arqueológico y paisaje cultural situado en la provincia de León. Su historia se remonta a la época del Imperio Romano, cuando los romanos descubrieron importantes depósitos de oro en la zona. Para extraer el oro, llevaron a cabo un método conocido como "ruina montium", que consistía en la extracción de la roca y la posterior liberación del oro mediante el uso de agua a presión. Esto resultó en una de las explotaciones mineras a gran escala más grandes de la época romana.

La leyenda de Las Médulas cuenta que el emperador romano Octavio Augusto (también conocido como César Augusto) envió a miles de prisioneros celtíberos a trabajar en las minas para extraer el oro. Estos prisioneros fueron sometidos a condiciones de trabajo extremadamente duras y a menudo vivían en condiciones inhumanas.

Se dice que la explotación de Las Médulas fue tan intensa que llegó a afectar gravemente al paisaje circundante, dando como resultado la peculiar topografía actual de la zona, con colinas y cañones esculpidos por la actividad minera.

Se puede decir que la historia de Las Médulas es una mezcla de historia y leyenda, pero ilustra la magnitud de la explotación minera romana en la región y cómo impactó en la vida de los habitantes locales.

Hoy en día, Las Médulas es un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y un lugar de interés turístico, donde se pueden ver las impresionantes formaciones geológicas y las huellas de la antigua minería romana.