A las afueras del pueblo de Villalba de la Sierra (Cuenca) se encuentra el Mirador del Ventano del Diablo. Un imponente balcón abovedado excavado en la roca por la mano del hombre, con unas espectaculares vistas al cañón del río Júcar. Enclavado en el margen del río Júcar se puede contemplar la imponente caída hasta el río. Durante siglos se creyó que este lugar era un portal directo al infierno, donde el diablo mismo asomaba su cabeza para observar el mundo de los vivos. Cuentan que el lugar fue elegido por el mismísimo diablo para asustar a los lugareños y sembrar el caos en la zona.
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Mirador del Ventano del Diablo. |
Para conseguir su propósito el diablo aparecía en forma de un murciélago enorme y se posaba sobre la ventana de piedra. Los aullidos terroríficos del mismo diablo resonaban en toda la comarca. Cada vez que los escuchaban, los lugareños se asustaban, pues tenían la creencia de que, tras esos aullidos se iba a producir una desgracia o una inexplicable desaparición.
Dejando atrás la leyenda del Ventano del Diablo, la explicación más racional dice que el nombre de Ventano del Diablo hace referencia a los sonidos que produce el viento al pasar por las grietas y cavidades de las rocas, creando un efecto aterrador que pareciera provenir del mismísimo diablo.
A día de hoy, la mayoría de los visitantes que acceden al lugar no conocen la leyenda y recurren a este lugar para disfrutar de un paisaje sin igual, convirtiéndose en un lugar de destino turístico. Y es que, las vistas que ofrece este balcón al abismo son impresionantes.
Además de la clásica leyenda que existe sobre el lugar, existen otras muchas que tienen el mismo escenario. De todas ellas, destaca la leyenda del joven enamorado del Ventano del Diablo. Según cuentan, Juan era un joven enamorado que decidió adentrarse en la sierra para buscar una flor especial para su amada. Mientras buscaba la flor, Juan se encontró con un denso bosque que decidió recorrer para conseguir su objetivo, llegando hasta el mismo Ventano del Diablo. Al llegar allí, Juan escuchó una misteriosa voz susurrando su nombre desde lo más profundo del abismo. Intrigado, el joven se acercó hasta la ventana natural donde quedó atrapado por la belleza del paisaje.
Mientras contemplaba absorto el paisaje, una figura oscura emergió de las profundidades y le ofreció a Juan un pacto, una vez que muriera tenía que entregar su alma al mismísimo diablo, en cambio en vida tendría muchas riquezas y poder.
Por muy tentadora que fuera la oferta, Juan la rechazó y logró escapar del lugar. Pero se dice que, desde aquel entonces el cuerpo de Juan perdido sigue dando tumbos por el lugar, buscando el camino de regreso a su hogar.
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