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sábado, 8 de agosto de 2020

La energía en la iglesia de la Vera Cruz (y III)


En los capítulos anteriores se abordaron el origen del templo de la Vera Cruz, su plano telúrico y las leyendas relacionadas con el monumento, además de los estudios de Ernst Hartmann. Ahora de trata de profundizar en algunos aspectos de la Orden del Temple y de las simbología de la iglesia de la Vera Cruz.

Iglesia de la Vera Cruz (Segovia).
La Orden del Temple, con Hugo de Payns al frente como promotor inicial y primer Gran Maestre, que fue legalizada oficialmente por la Iglesia católica en 1129 durante el Concilio de Troyes hasta que, en el año 1312, el papa Clemente V, cediendo a las presiones de Felipe IV de Francia, acosado por las deudas contraídas con esta poderosa comunidad templaria, disolvió definitivamente la orden tras torturas y muertes en la hoguera.

Ante el sentimiento religioso de la época, unido al ideal de Caballería, la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón fue creada para la protección de los cruzados y peregrinos en Tierra Santa y defensa de los Santos Lugares, llegando a poseer una de las unidades militares mejor preparada de la época. Inevitablemente, su expansión abarcó también el sector económico y generó una compleja estructura de transacción comercial basada en nuevas técnicas financieras que fueron configurando las bases de la banca actual.

De modo paralelo, el núcleo intelectual de esta orden, de mentalidad abierta y universalista, fue trasladando conceptos simbólicos a sus construcciones, cultos y rituales de iniciación inspirados en las enseñanzas esotéricas de la cábala hebraica, el cristianismo copto, el Islam y la filosofía hermética.

Así pues, el edículo, del que se habló en la primera entrega, instalado en la planta dodecagonal de la Vera Cruz, más allá de ser una solución arquitectónica, materializa en su configuración formal un significativo mensaje místico. Analizando su planta centralizada, se puede comprobar como los cuatro brazos iguales de la cruz, acoplados en la planta del edículo a modo de pasillos, coinciden con los cuatro puntos cardinales.

Simbólicamente, estas coordenadas geográficas se presentan como un mapa cósmico básico de la Creación. Esta cruz, a su vez, queda enmarcada en el trazado invisible de un cuadrado, figura geométrica que por su sólida inmovilidad representa el mundo terrenal; un cuadrado terrenal, sobre el cual el espíritu se manifiesta, concepto representado por la pequeña bóveda califal de la planta superior y el contorno dodecagonal del edificio.

A mayor número de lados, un polígono se aleja mucho más del cuadrado -tierra- y se acerca al círculo -cielo. Y en este juego combinado de cuadrado y círculo: tierra y cielo, la materia y el espíritu se integran armónicamente.

En el centro del recinto sagrado, este edículo que se nos presenta como un templo dentro de otro templo, se eleva como un Árbol de la Vida de clara influencia islámica que une tierra y cielo, muy similar al que encontramos en la ermita de San Baudelio de Berlanga, en Soria. Este Árbol o Pilar Cósmico es, a la vez, de naturaleza humana si lo contemplamos por analogía a distinta escala, según los principios herméticos. De esta forma, a través de esta metáfora arquitectónica, se obtiene la intercomunicación de los distintos niveles y aspectos del ser humano que van en ascenso desde los más mundanos a los más espirituales.

En el ritual de iniciación, el neófito escalaba cada una de las etapas cumpliendo su itinerario de aprendizaje espiritual en un proceso simbólico de transformación interna.

Partiendo desde la planta baja, como la cueva que alberga el mundo de lo inconsciente, los aspectos más mundanos del caballero se desvanecerían para potenciar una conciencia más espiritual y universal a través de un Yo más libre de intereses terrenales.

Un proceso que, probablemente, culminaría con la reclusión temporal del caballero en un reducido habitáculo envuelto en una atmósfera de soledad y reflexión meditativa, cercana simbólicamente al mundo del espíritu debido a su elevada localización dentro del templo.

Un habitáculo que, como se puede comprobar en las fotografía correspondiente a la planta superior del edículo, tiene una extraña entrada especialmente inaccesible a través de unas pequeñas puertas de madera.

Si partimos de la premisa de que las condiciones del entorno y los estímulos externos condicionan al ser humano para bien o para mal, para potenciar o debilitar, hipotéticamente una concentración energética determinada, con el grado de exposición apropiado, puede favorecer y reactivar el sistema nervioso y el estado biológico de un individuo.

Esta disposición física, por muy bajo que sea el porcentaje de su influencia, añadida a todo el protocolo que conllevaba el ritual de iniciación, repercutiría en los aspectos psicológicos del aspirante durante ese proceso interno de meditación y transformación que acabaría potenciando las fuerzas internas del ser.

No olvidemos la gran fortaleza de estos Caballeros del Temple, cuyo éxito procedía no sólo de su excelente preparación física sino también del valioso e infalible factor psicológico de entrega y fervor a sus principios, código de honor y reglas, capaz de proporcionar el estímulo mental adecuado y una fuerte convicción para lograr los objetivos propuestos por la Orden.

El profesor Ignacio López de Silanes realizó un trabajo de investigación en la misma iglesia de la Vera Cruz y descubrió que en el interior del templo de producen dos conjunciones solares.

En primer lugar, identificó la existencia de tres ventanas perfectamente alineadas con el altar y el sol, cinco puntos que podían provocar una conjunción solar, que se producía coincidiendo con fiestas religiosas, una de ellas cada 15 de agosto, fiesta de la Asunción de Nuestra Señora. Una fecha de gran importancia para los templarios. La segunda conjunción -matutina- se produce esos mismos días, al entrar la luz por el ábside e iluminar el centro de la capilla inferior, aunque no se puede apreciar al existir un crucifijo en medio.

sábado, 1 de agosto de 2020

La energía en la iglesia de la Vera Cruz (II)

En el capítulo anterior se describió el origen del templo de la Vera Cruz, su plano telúrico y las leyendas relacionadas con el monumento.

Determinadas construcciones, relacionadas con el culto religioso, suelen ubicarse en zonas concretas escogidas por unas características y factores no sólo prácticos, como el abastecimiento de agua o un apreciado distanciamiento del mundanal ruido, sino también, por su concentración energética, como podría ser el caso de determinadas catedrales, ermitas y conjuntos megalíticos.

Interior de la iglesia de la Vera Cruz.
Diversas investigaciones han tratado de desvelar en qué consistiría esa concentración e irradiación energética, y qué posible e hipotética funcionalidad tendría dentro de órdenes religiosas como la de los Templarios, teniendo en cuenta que sus actividades no sólo se centraron en el terreno militar y en el culto religioso más convencional y ortodoxo.

Dentro de las posibles respuestas está la investigación realizada por el doctor Ernst Hartmann en el año 1951. Partiendo de un estudio dedicado a medir la resistencia eléctrica de un grupo de personas en diferentes lugares, Hartmann llegó a configurar toda una red electromagnética invisible, pero medible, alrededor de todo el planeta.

Las líneas Hartmann son líneas rectas perpendiculares de 21 centímetros de ancho, separadas por 2’50 metros de distancia, en sentido norte-sur, con una polaridad negativa de naturaleza magnética, separadas por dos metros en sentido este-oeste con polaridad positiva de naturaleza eléctrica.

Como se sabe a través de la medicina oriental, el cuerpo humano está recorrido por meridianos energéticos; de igual forma, la Tierra como organismo vivo que es, posee una red de ondas magnéticas y radiaciones procedentes de su interior de origen natural como, por ejemplo, la desintegración radiactiva de minerales, cuyos efectos, curiosamente, pueden ser potenciados por la conductividad de las corrientes de agua del subsuelo.

Los cruces o intersecciones de estas líneas de energía se llegan a convertir en puntos “geopatógenos” por las implicaciones negativas que causan a un ser vivo en su sistema nervioso, cuando éste permanece demasiado tiempo expuesto a este tipo de radiación.

Sólo los animales son capaces de detectar sensiblemente la frecuencia vibratoria de estas emisiones, lo que les evita recibir estos efectos negativos. ¿Será por eso que los grajos no se posan sobre los tejados de la Vera Cruz?, como se explica la leyenda expuesta en el capítulo anterior.

Hay quién se pregunta si en algún momento, la Orden del Temple pudo utilizar este tipo de concentración energética para sus rituales de iniciación. Se cree que este recinto no estaba especialmente destinado al culto público, sino a ritos iniciáticos.

Actividades rituales que, por su secretismo y su naturaleza simbólica, incomprensibles para mentes convencionales de la época, fueron mal interpretadas y posteriormente utilizadas, junto a otras acusaciones, para lograr su destrucción como orden religiosa, ya que llegó a adquirir un poder económico, político y religioso que hizo peligrar el orden establecido y la hegemonía de los estados.


sábado, 25 de julio de 2020

La energía en la iglesia de la Vera Cruz (I)

La iglesia de la Vera Cruz, anteriormente conocida como del Santo Sepulcro, es un templo católico situado en el barrio de San Marcos de la ciudad de Segovia. Está situada al norte de la ciudad, muy cerca del convento de San Juan de la Cruz, en la ladera que asciende hasta Zamarramala, localidad de la que fue, durante siglos, iglesia parroquial.

Iglesia de la Vera Cruz.
La construcción de esta iglesia en principio fue atribuida a los templarios, pero existen investigaciones que apuntan a la Orden del Santo Sepulcro como los verdaderos artífices de la obra. Esta pasó a depender de la Orden de San Juan de Jerusalén cuando ambas órdenes se unieron en 1531. Hay una losa que fecha su construcción en el año 1208.

En el plano telúrico, el templo cuenta con un vórtice de 24500 UB (Biómetros de Bovis). Hay que aclarar que para medir el nivel vibracional se creó el Biómetro, que es una escala de 0 a 10.000, en una nueva medida, que se denominó, Unidad Bovis (UB).

La Unidad Bovis indica la vitalidad de un lugar o un objeto, un alimento o la salud de una persona y que debe su nombre al investigador Alfred Bovis. En resúmen, los Bovis son una unidad relativa que depende de cada persona, y lo que miden es el nivel de energía. También, para los no iniciados, señalar que los Vórtices Energéticos o Puntos de Poder, serían invisibles columnas de energía.


Pero regresando a la iglesia de la Vera Cruz señalar que se trata de una singular edificación de estilo románico declarada Monumento Nacional en 1919. Consta de una nave con planta dodecagonal que circunda a un pequeño templete (edículo) central de dos plantas, a la cual se le añadieron los ábsides y la torre. Es uno de los templos de este estilo mejor conservados de Europa.

La iglesia es un lugar de fuerte simbología. La mera vinculación del edificio a la Orden Templaria crea una disposición espacial a la leyenda. La forma dodecagonal lo vincula con el Santo Sepulcro de Jerusalén y se le buscan similitudes con la Cúpula de la Roca, supuesto templo de Salomón, en Tierra Santa.

La planta dodecagonal vincula el templo al número 12 que tiene un amplio simbolismo en la tradición judeo cristiana. El 12 hace referencia a los 12 apóstoles, a las 12 Tribus de Israel, las 12 puertas de la Jerusalén, a los 12 signos del Zodíaco y a los 12 meses del año.

La creencia popular afirma que bajo el suelo de la iglesia hay, junto a los caballeros templarios enterrados allí, una acumulación de las riquezas que estos trajeron y que guardan y protegen. Cualquier intento de profanación es respondido con rayos fulminantes que emanan de los cadáveres que allí reposan.

Otra leyenda hace referencia a la ausencia de grajos en los alrededores del edificio. Cuentan que poco después de la inauguración del templo murió un caballero templario que estaba en él. En su vela, en un descuido de los demás hermanos, que lo dejaron solo, fue atacado por los grajos que dañaron el cuerpo. El prior maldijo a estas aves impidiendoles entrar o acercarse a la iglesia. Desde entonces nadie ha vuelto a ver grajos en la Vera Cruz

Los Caballeros de la Orden de Malta celebran en esta iglesia sus actos religiosos. Son de destacar los actos de Viernes Santo, en especial la procesión del Cristo Yacente y del Lignum Crucis en la que los Caballeros de la Orden de Malta desfilan con hábitos negros.