Hedy Lamarr fue una actriz de una extraordinaria belleza, que desarrolló su carrera artística en Hollywood. Pero la artista no sólo fue una sex symbol, sino que fue la inventora del sistema de comunicaciones denominado “técnica de transmisión en el espectro ensanchado” en el que se basan todas las tecnologías existentes en la actualidad. Se podría decir que es la precursora del actual Wifi.
Hedy Lamarr. |
Nacida en Viena (Austria) en 1914. Su nombre real era Hedwig Eva Maria Kiesler. Fue la única hija de un banquero de Lemberg y una pianista de Budapest que, aún siendo de origen judío, se habían criado en el catolicismo. En el colegio, destacó por su brillantez intelectual siendo considerada por sus profesores como superdotada. En casa, creció escuchando las interpretaciones de su madre al piano y ella misma, desde pequeña, tocó este instrumento a la perfección. Compleja e inquieta, abandonó los estudios de ingeniería, decidida a cumplir el sueño de ser actriz. Su descubridor, el empresario y director de teatro y cine Max Reinhardt, la llevó a Berlín para que se formase en interpretación, tras lo cual, regresaron a Viena para empezar a trabajar en la industria del cine.
La película que la llevó al estrellato en 1933, no pudo ser más polémica. Éxtasis, filmada en Checoslovaquia bajo la dirección de Gustav Machaty, fue el primer film en mostrar el rostro de una actriz, completamente desnuda, durante un orgasmo. Tras el escándalo se caso con Firtz Mandl, una relación tormentosa ya que el marido era muy celoso. Hastiada del vacío insoportable en el que se había convertido su vida, retomó la carrera de ingeniería. En las reuniones de trabajo de su esposo, a las que se la forzaba a asistir, aprovechó para aprender y recopilar información sobre las características de la última tecnología armamentística nazi.
Pero lo insoportable de su vida matrimonial la llevó a huir a París, después a Londres, para viajar finalmente a los Estados Unidos, donde siguió desarrollando su carrera de actriz e inició la de inventora.
La actriz se instaló en Hollywood y trabajó con King Vidor (Camarada X, Cenizas de amor), Jacques Tourneur (Noche en el alma, 1944), Robert Stevenson (Pasión que redime, 1947) y Cecil B. DeMille (Sansón y Dalila, 1949). Protagonizó una treintena de películas pero no tuvo demasiado ojo al elegirlas. Sin ir más lejos, rechazó dos obras de arte como Luz de Gas y Casablanca. Tampoco tuvo oportunidad de interpretar a Escarlata en Lo que el viento se llevó, quedándose a las puertas.
Tras el estallido de la II Guerra Mundial Hedy Lamarr, que conocía de cerca las prácticas de gobierno de Hitler y alimentaba un profundo rencor hacia los nazis, investigó el espectro ensanchado por salto de frecuencia y se dio cuenta de que las señales que guiaban por radio a los torpedos de la armada norteamericana eran muy fáciles de interferir, lo que provocaba que se desviaran de su rumbo. Charlando con el compositor George Antheil se percataron de que se podía cambiar la frecuencia de la misma forma en que se cambiaban las notas en una pianola. Los militares no se dieron cuenta de la gran utilidad del invento hasta la crisis de los misiles cubanos en 1962. Esa tecnología se encuentra hoy todavía en uso para las redes móviles, dispositivos bluetooth y wifi.
Mientras tanto, su vida personal no fue afortunada. Sus seis fracasos matrimoniales, junto al declive de su carrera cinematográfica la llevaron al consumo masivo de pastillas y a una obsesión enfermiza por la cirugía estética. Se volvió cleptómana y protagonizó sonados escándalos al ser detenida en diversas ocasiones. Finalmente, se recluyó en su mansión de Miami para pasar los últimos años de su vida aislada de un mundo que la había marginado, que celebraba las nuevas aplicaciones de su invención sin siquiera nombrarla.
Falleció el 19 de enero de 2000 en Caselberry (Florida). Tres año antes llegaron al fin los reconocimientos como inventora, con la concesión del premio Pioner Award. Ella se quedó imperturbable y comentó escuetamente, “Ya era hora”.
Impresionante cómo el intelecto y la participación de la mujer se ha desdeñado a lo largo de la historia humana. Abrazo y felicito al autor por rescatar historias como esta.
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