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sábado, 28 de enero de 2023

Hedy Lamarr, la actriz precursora del wifi

 

Hedy Lamarr fue una actriz de una extraordinaria belleza, que desarrolló su carrera artística en Hollywood. Pero la artista no sólo fue una sex symbol, sino que fue la inventora del sistema de comunicaciones denominado “técnica de transmisión en el espectro ensanchado” en el que se basan todas las tecnologías existentes en la actualidad. Se podría decir que es la precursora del actual Wifi.


Hedy Lamarr.


Nacida en Viena (Austria) en 1914. Su nombre real era Hedwig Eva Maria Kiesler. Fue la única hija de un banquero de Lemberg y una pianista de Budapest que, aún siendo de origen judío, se habían criado en el catolicismo. En el colegio, destacó por su brillantez intelectual siendo considerada por sus profesores como superdotada. En casa, creció escuchando las interpretaciones de su madre al piano y ella misma, desde pequeña, tocó este instrumento a la perfección. Compleja e inquieta, abandonó los estudios de ingeniería, decidida a cumplir el sueño de ser actriz. Su descubridor, el empresario y director de teatro y cine Max Reinhardt, la llevó a Berlín para que se formase en interpretación, tras lo cual, regresaron a Viena para empezar a trabajar en la industria del cine.

La película que la llevó al estrellato en 1933, no pudo ser más polémica. Éxtasis, filmada en Checoslovaquia bajo la dirección de Gustav Machaty, fue el primer film en mostrar el rostro de una actriz, completamente desnuda, durante un orgasmo. Tras el escándalo se caso con Firtz Mandl, una relación tormentosa ya que el marido era muy celoso. Hastiada del vacío insoportable en el que se había convertido su vida, retomó la carrera de ingeniería. En las reuniones de trabajo de su esposo, a las que se la forzaba a asistir, aprovechó para aprender y recopilar información sobre las características de la última tecnología armamentística nazi.

Pero lo insoportable de su vida matrimonial la llevó a huir a París, después a Londres, para viajar finalmente a los Estados Unidos, donde siguió desarrollando su carrera de actriz e inició la de inventora.

La actriz se instaló en Hollywood y trabajó con King Vidor (Camarada X, Cenizas de amor), Jacques Tourneur (Noche en el alma, 1944), Robert Stevenson (Pasión que redime, 1947) y Cecil B. DeMille (Sansón y Dalila, 1949). Protagonizó una treintena de películas pero no tuvo demasiado ojo al elegirlas. Sin ir más lejos, rechazó dos obras de arte como Luz de Gas y Casablanca. Tampoco tuvo oportunidad de interpretar a Escarlata en Lo que el viento se llevó, quedándose a las puertas.

Tras el estallido de la II Guerra Mundial Hedy Lamarr, que conocía de cerca las prácticas de gobierno de Hitler y alimentaba un profundo rencor hacia los nazis, investigó el espectro ensanchado por salto de frecuencia y se dio cuenta de que las señales que guiaban por radio a los torpedos de la armada norteamericana eran muy fáciles de interferir, lo que provocaba que se desviaran de su rumbo. Charlando con el compositor George Antheil se percataron de que se podía cambiar la frecuencia de la misma forma en que se cambiaban las notas en una pianola. Los militares no se dieron cuenta de la gran utilidad del invento hasta la crisis de los misiles cubanos en 1962. Esa tecnología se encuentra hoy todavía en uso para las redes móviles, dispositivos bluetooth y wifi.

Mientras tanto, su vida personal no fue afortunada. Sus seis fracasos matrimoniales, junto al declive de su carrera cinematográfica la llevaron al consumo masivo de pastillas y a una obsesión enfermiza por la cirugía estética. Se volvió cleptómana y protagonizó sonados escándalos al ser detenida en diversas ocasiones. Finalmente, se recluyó en su mansión de Miami para pasar los últimos años de su vida aislada de un mundo que la había marginado, que celebraba las nuevas aplicaciones de su invención sin siquiera nombrarla.

Falleció el 19 de enero de 2000 en Caselberry (Florida). Tres año antes llegaron al fin los reconocimientos como inventora, con la concesión del premio Pioner Award. Ella se quedó imperturbable y comentó escuetamente, “Ya era hora”.

sábado, 19 de febrero de 2022

Isabel Oyarzábal, la mujer que rompió moldes

 

Isabel Oyarzábal resquebrajó el sistema patriarcal hasta conquistar nuevos espacios de igualdad y libertad. Plantó cara a Primo de Rivera para reclamar el sufragio universal y fue la primera mujer embajadora de EspañaEsta polifacética mujer, que fue actriz, periodista, folclorista, traductora, escritora, diplomática y la primera inspectora de Trabajo, puesto al que accedió mediante oposición, nació en la calle Peligro de Málaga el 12 de junio de 1878, en el seno de una familia perteneciente a la burguesía de la ciudad.


Isabel Oyarzábal.


Su padre, Juan Oyarzábal Bucelli, era un comerciante de origen vasco y su madre, Ana Smith Guthrie, era una escocesa de religión protestante. Estudió en el elitista colegio de la Asunción, donde recibió una formación católica. Inteligente e independiente, su interés por el teatro surgió a raíz de participar en representaciones benéficas de aficionados, costumbre que era habitual entre los jóvenes de su clase social.

Isabel Oyarzábal estuvo desde niña en contra de los corsés sociales de su época. Como recogió en sus propias memorias: “Mi madre pensaba que ya tendría tiempo de apretarme cuando fuese adulta. Las otras niñas se enorgullecían de sus pequeños talles de avispa y me decían que siempre me recordarían como la niña sin cintura. Sus comentarios sólo lograron provocar mi indiferencia”.

Viajó por motivos familiares a Inglaterra y Escocia, donde completó su formación y conoció la labor de las sufragistas. El giro de su vida se produjo en 1905, cuando en una fiesta celebrada en el Hotel Hernán Cortés de Málaga en honor de la gran actriz María Tubau, consiguió convencer a ésta para que le hiciera una prueba.

En enero del año siguiente se trasladó a Madrid acompañada por su madre, que fue su principal apoyo en esta decisión ante la oposición del resto de la familia, y debutó en la obra Pepita Tudó. La compañía teatral de María Tubau y Ceferino Palencia quebró al poco tiempo, lo que obligó a Isabel Oyarzábal a interrumpir su corta carrera de actriz. En 1909 se casó con Ceferino Palencia, hijo de los anteriores y abogado, escritor y pintor. El matrimonio tuvo dos hijos.

Mujer de vasta cultura e ideas progresistas fundó la revista femenina “La Dama y la Vida”, que se publicó entre 1907 y 1909. Posteriormente fue corresponsal de la agencia de noticias británica Laffan News Bureau y de varios periódicos londinenses, entre ellos The Standar. También fue traductora de la obra del sicólogo Havelock Ellis y colaboró con una columna diaria en las páginas de El Sol a partir de 1917.

Fruto de su creciente conciencia social y feminista, se afilió en 1918 a la Asociación de Mujeres Españolas y al Partido Socialista. Dos años después acudió como representante española al Congreso de la Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer, celebrado en Ginebra.

Presidió el Consejo Supremo Feminista de España y en 1926 fue una de las fundadoras del Lyceum Club Femenino de Madrid, compartiendo la vicepresidencia con otra malagueña, Victoria Kent. En 1930 consiguió entrar en la cárcel de Carabanchel y fotografiar al Comité Revolucionario Republicano. Sus fotografías se publicaron en el Daily Herald de Londres.

El matrimonio estuvo muy comprometido con la República, desempeñando varios cargos políticos. En octubre de 1936, una vez estallada la Guerra Civil, fue nombrada embajadora en Suecia y en los países nórdicos. También realizó una gira de charlas por más de cuarenta ciudades de Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido en defensa de la causa republicana. Tras el fin de la guerra Isabel y su marido se exiliaron en México, donde la primera continuó su labor como traductora y escritora.

En sus libros, que firmaba habitualmente como Isabel de Palencia, trató temas como la sicología infantil, el folclore, la gastronomía y la biografía. Igualmente participó en la Unión de Intelectuales Españoles y en la Unión de Mujeres Españolas. Fue la única mujer que formó parte de la Comisión Permanente contra la Esclavitud de la Sociedad de Naciones, organización precursora de la ONU.

Llenó el Madison Square Garden con un célebre discurso que denunciaba la insolidaridad internacional frente al avance del fascismo en Europa. Tuvieron que pasar más de 70 años para que su autobiografía fuese editada en España. Falleció en México el 28 de mayo de 1974.


Fuente bibliográfica: Pioneras malagueñas. Ramón Triviño.