Mastodon Clave Menor: Reivindico a las Trece Rosas

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sábado, 12 de octubre de 2019

Reivindico a las Trece Rosas

En estos días, en que la hasta ahora escondida ultraderecha vuelve a rugir desde sus cavernas, para tratar de hacer caja electoral, se han atrevido a tocar un símbolo de la democracia española, a unas auténticas mártires, que dieron su vida, casi siendo niñas, por la noble causa de la democracia y la libertad.

El dirigente de la organización fascista VOX, Javier Ortega Smith, se ha atrevido a decir públicamente que las Trece Rosas lo que hacían era torturar, violar y asesinar vilmente. Vileza, la suya, por intentar manchar la imagen de las heroínas de la España progresista cuyo delito fue perder una guerra civil, frente a los sublevados en un golpe de Estado contra la República.
Sirva este inaceptable intento de atropello para reivindicar a las Trece Rosas.

Cuando fusilaron a las Trece Rosas, junto a la tapia del madrileño cementerio de La Almudena, la guerra ya había acabado. Concretamente, el día 1 de abril de 1939 y fueron fusiladas el día 5 de agosto. El gobernador militar de Madrid y máxima autoridad era Eugenio Espinosa de los Monteros, aunque no hay pruebas de que este militar firmase y ordenase el fusilamiento de las Trece Rosas. Casualmente, el citado militar era un hermano del bisabuelo del también dirigente de VOX, Iván Espinosa de los Monteros.

Algunas de las 13 mujeres, sí estuvieron en el frente de la guerra, pero la mayoría trabajó en la retaguardia realizando labores humanitarias. Casi todas pertenecieron durante la contienda a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y una vez acabada la guerra tejieron una red solidaria para prestar cobertura a mucha gente que había quedado atrapada en Madrid.

Foto en la que aparecen las Trece Rosas.
Las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), cuyos militantes tuvieron un importante papel en la defensa de la República durante la guerra, luchaban por un ideal, la libertad, donde el trabajador viviera en un mundo mejor. Además de tratar de impedir avanzar al fascismo como estaba ocurriendo en el resto de Europa.

 Con más de 500.000 afiliados, hombres y mujeres, desde las Juventudes Socialistas se luchó contra el levantamiento del 18 de Julio de 1936. A través de una campaña de propaganda, consiguieron que miles de jóvenes se unieran a sus filas durante toda la guerra civil. Afiliarse significaba ayudar en todo lo posible, escolarizando a niños, cosiendo uniformes para los milicianos, ayudando en los hospitales, y también, en primera línea de batalla.

Como se ha destacado estos días en diferentes medios de comunicación, en la documentación del régimen franquista no aparece ninguna referencia a torturas o violaciones realizadas por ninguna de las trece mujeres. Fueron condenadas por la acusación genérica de “adhesión a la rebelión”, después de haber sido torturadas en las dependencias que la policía tenía en la calle de Jorge Juan, de Madrid, hechos de los que existen pruebas documentales y luego de un juicio sumarísimo a cargo del Consejo Permanente de Guerra.

Placa conmemorativa en el cementerio de La Almudena.
Las Trece Rosas son, Carmen Barrero Aguado (20 años), Martina Barroso García (24 años), Blanca Brisac Vázquez (29 años), Pilar Bueno Ibáñez (27 años), Julia Conesa Conesa (19 años), Adelina García Casillas (19 años), Elena Gil Olaya (20 años), Virtudes González García (18 años), Ana López Gallego (21 años), Joaquina López Laffite (23 años), Dionisia Manzanero Salas (20 años), Victoria Muñoz García (18 años) y Luisa Rodríguez de la Fuente (18 años). No hay que olvidar que hubo una 14 fusilada posteriormente,  Antonia Torre Yela (19 años) fue condenada a muerte el mismo 5 de agosto de 1939. Sin embargo, su ejecución se pospuso a causa de un error mecanográfico, figuraba como Antonio Torre Yela y se quisieron cerciorar de que fusilaban a la persona acusada. Su fusilamiento fue aplazado hasta el 19 de febrero de 1940.

TESTIMONIO

Despedida de Julia Conesa de su familia:
“Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido que no me lloréis nadie. Salgo sin llorar. Cuidar a mi madre. Me matan inocente, pero muero como debe morir una inocente. Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papá al otro mundo, pero ten presente que muero por persona honrada. Adiós, madre querida, adiós para siempre. Tu hija, que ya jamás te podrá besar ni abrazar. Besos para todos, que ni tú ni mis compañeras lloréis. Que mi nombre no se borre en la historia.”



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