El Tribunal Supremo acordó
el 24 de septiembre de este año que los restos del dictador Francisco Franco debían ser exhumados
del Valle de los Caídos y
trasladados al panteón del cementerio de Mingorrubio
en la localidad madrileña de El Pardo.
El fallo llegó tras una larga pelea judicial entre la familia del dictador y el
Gobierno.
Valle de los Caídos. |
Nada más llegar a La
Moncloa tras la moción de censura de junio de 2018, el actual presidente
del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, anunció que el nuevo Ejecutivo exhumaría a Franco del Valle de los Caídos. A los pocos días puso una fecha, sería en
julio de ese mismo año. Sin embargo, 15 meses después de aquella promesa, los
restos del dictador seguían en el mismo lugar. Un largo contencioso entre el Ejecutivo, la iglesia Católica y la familia del dictador han
sido los causantes de la demora.
El Gobierno
aprueba el 24 de agosto de 2018 mediante un real decreto la modificación de dos
puntos de la ley de Memoria Histórica
para dar cobertura legal a la exhumación.
Ya en noviembre de 2011 la comisión de expertos para el
futuro del Valle de los Caídos
creada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero recomendó
la exhumación. No fue hasta mayo de 2017, con Mariano Rajoy en la Moncloa,
cuando el Congreso de los Diputados
aprobó una proposición no de ley del PSOE
con el apoyo de Unidos Podemos y Ciudadanos y la abstención del Partido
Popular y Esquerra Republicana de
Cataluña, para instar al Gobierno,
en manos de los 'populares', a
reformar la ley de Memoria Histórica
para exhumar los restos del dictador.
Fue el dictador Francisco
Franco, en 1939, quien mandó construir el Valle de los Caídos. El 1 de abril de 1940, justo un año después
del último parte de la guerra civil española, firmó un decreto fundacional del
monumento, que incluía frases como, "Es necesario que las piedras que se
levanten tengan la grandeza de los monumentos antiguos, que desafíen al tiempo
y al olvido y que constituyan lugar de meditación y de reposo en que las
generaciones futuras rindan tributo de admiración a los que les legaron una
España mejor".
El Valle está
enclavado en la sierra de Guadarrama,
en el valle de Cuelgamuros que
pertenece al municipio de San Lorenzo de
El Escorial. Dista 55 kilómetros de Madrid.
Las obras, que se alargaron de 1940 a 1958, contaron con la
participación de ingenieros especializados, pero el grueso del trabajo fue
llevado a cabo por presos del régimen de Franco,
a los que se obligaba a trabajar en condiciones muy duras a cambio de
reducciones de pena. Rafael Torres
afirmó en su libro Los esclavos de Franco
que 20.000 presos republicanos participaron en la erección del monumento
franquista.
El monumento se inauguró el 1 de abril de 1959, con un
discurso de Franco en el que resaltó
la relación entre los golpistas contra la Segunda
República y la Iglesia y afirmó: "La anti-España fue vencida y derrotada, pero no está muerta".
Allí se enterró al general
Franco, cuando murió el 20 de
noviembre de 1975 y fue el gobierno de entonces, encabezado por Arias Navarro, quien decidió que su cadáver
fuese enterrado allí.
Antes, habían sido enterrados en el Valle de los Caídos los restos de José Antonio Primo de Rivera, creador de Falange. Fueron trasladados por varias cadenas de porteadores
desde El Escorial hasta el valle de Cuelgamuros. Junto a Franco y Primo de Rivera, en el Valle
de los Caídos hay enterrados casi 34.000 combatientes de la guerra civil,
de los dos bandos.
Siempre fue un motivo de polémica, al ser un monumento de exaltación del franquismo y el
nacionalcatolicismo, al que peregrinan periódicamente los nostálgicos de la
dictadura. Porque es el único gran monumento de Europa dedicado a la memoria de un dictador. Porque muchos de los
enterrados en el Valle durante sus
primeros años de existencia no fueron identificados correctamente y las
familias no fueron informadas.
Dentro de la proposición no de ley del PSOE para exhumar los restos de Franco del Valle de los
Caídos se incluyó la necesidad de
estudiar la nulidad de las condenas políticas de los tribunales franquistas. La
iniciativa proponía "resignificar" el espacio para que deje de ser un lugar de "memoria
franquista y nacional católica" y se convierta en un espacio para la
cultura de la reconciliación y la memoria colectiva democrática.
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