Mastodon Clave Menor: Nobleza y burguesía contra la República (II)

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sábado, 27 de julio de 2019

Nobleza y burguesía contra la República (II)

En el capítulo anterior asistimos al cambio de rumbo o dirección que se le dio al golpe de Estado del 36 durante la visita de Franco a Gibraltar en 1935. Ahora la investigación continua indagando en diversos aspectos de esa visita y la casi coincidencia con la del general Sanjurjo.

General Sanjurjo.
En la introducción de otro trabajo de investigación, en este caso solo del profesor José Beneroso Santos, titulado “Franco y Sanjurjo en Gibraltar. ¿Connivencia o desencuentro”, su autor describe el ambiente en esos días en Gibraltar que es el de una ciudad fuertemente militarizada. La noticia de la presencia del general español en la ciudad, aparentemente, apenas había trascendido a la opinión pública, pero lo cierto es que existe cierta agitación social, con diversas reuniones donde se alcanzan acuerdos y movimientos financieros importantes de gran trascendencia en el futuro.

Entre ellos se encuentran elementos monárquicos españoles, o sus descendientes, residentes en Gibraltar, muchos de ellos aristócratas, integrados en la alta sociedad gibraltareña y en las oligarquías financieras, aunque también aparecen simples refugiados políticos antirrepublicanos muy vinculados a entidades como el Royal Calpe Hunt y el Calpe Rowing Club que mantienen reuniones, la mayoría confidenciales, en las propias dependencias de estas sociedades.

Tampoco la masonería gibraltareña se mantiene ajena a los sucesos que se vienen sucediendo y celebran varias tenidas en las que los debates políticos están presentes. En particular en los templos de logias de obediencia española.

En esas fechas se encuentra en Gibraltar sir William Fisher, comandante en jefe de la Flota del Mediterráneo, almirante desde 1932, quien se había desplazado para entrevistarse con el gobernador, el general Harington, y garantizar que la pista de aterrizaje mantuviese un uso exclusivamente militar, a lo que éste se resistía.

La reunión, con la presencia del general Franco, se produce con toda probabilidad en el Rock Hotel. Allí acuden numerosas personalidades civiles y militares británicas. Parte de los asistentes al citado encuentro está confirmada, pero resta por comprobar la participación de algunos otros.

Rock Hotel.
Están presentes el gobernador Harington, Alex Beattie, secretario colonial y el capitán del puerto, Arthur Steele. Es probable que también estuvieran el propio almirante Fisher, así como Lionel Imossi, presidente de la Cámara de Comercio y George Gaggero, propietario y presidente de MH Bland & CO Ltd, que tenía los únicos hidroaviones que existían en la zona, en uno de los cuales podría haber llegado Franco a Ceuta al día siguiente.

Otros empresarios locales como Russo y Alberto Isola también pudieron haber estado en la reunión, así como representantes de importantes familias españolas muy presentes en Gibraltar, como los Larios, los Ibarra y los Domecq. Si no hubieran estado presentes, al menos estaban al corriente de la visita, así como un grupo de empresarios judíos gibraltareños entre los que pudieran estar David Benaim, Benholta y Jacob Bentotila, con importantes intereses económicos en Tánger.

La mayoría de ellos muy vinculados a Juan March, el afamado empresario balear que acabó financiando el golpe de Estado de 1936. No está confirmada la asistencia del propio Juan March, un hombre muy vinculado a Gibraltar, pero seguro que tenía constancia del encuentro. El profesor Salustiano del Campo especula incluso con la posible presencia allí de Winston Churchill.

Franco llega a la reunión acompañado por Luis Martín-Pinillos, su hombre de confianza en la zona, donde había construido una extensa red de contactos, tanto en Algeciras como en la Roca, desde que había estado al mando del Regimiento de Pavía en 1932 cuando acudió a combatir a los sublevados con Sanjurjo en Cádiz.

Con ellos acude Ricardo Goizueta, director de Tarik Petroleum, afincado en Gibraltar desde 1934, amigo de los Larios y muy cercano al círculo del general. Es un hombre que fue clave ya que garantizó el suministro de carburante para los insurrectos.

La realidad es que nadie conoce en concreto el contenido de esa reunión, pero cuando terminó esa y las posteriores que tuvieron como escenario las sedes del Royal Calpe Hunt y de la Calpe Rowing Club, le siguieron otras en días posteriores entre empresarios españoles y gibraltareños.

Ese mismo día comienzan unas maniobras de la Royal Navy en el Estrecho, con la presencia de altos mandos británicos, y al día siguiente Franco llega por aire a Ceuta, cuando ya el mal tiempo había cesado. El general viaja en uno de los hidroaviones de Gaggero, como ya se ha apuntado.

Curiosamente, pocos días más tarde llega a Gibraltar el general Sanjurjo, que se centró en buscar el apoyo de los masones del Peñón. Daba la impresión de querer quitar protagonismo a Franco, con el que se disputaba el liderazgo del golpe de Estado. Pero el proyecto de alzamiento nacional había experimentado ya, según los expertos, un giro importante.

El profesor Salustiano del Campo entiende que para Franco, convertido ya en la mejor opción para frenar "el peligro comunista" que tanto temían los británicos, es fundamental el apoyo logístico de las fuerzas vivas gibraltareñas, ya que la clave del éxito estaba en el ejército de África. La tesis de Del Campo, mantenida en varias conferencias y escritos, es que se produce un cambio hacia lo militar y un alejamiento de los que abogaban por el regreso de la monarquía porque ese era el modo de frenar la sombra del marxismo.

El respaldo de Juan March y sus empresarios fue clave para que surgiera la figura de un hombre sin convicciones políticas demasiado definidas, pero que necesitaba de la "connivencia británica" para controlar el Estrecho. En Reino Unido no se tenía en buena consideración a la Segunda República Española y un militar que quería acabar con ella era visto con buenos ojos, por cuanto evitaría que se lesionaran los intereses británicos en España.

Basándose en las investigaciones de Julio Ponce Alberca (“Gibraltar y la Guerra Civil española. Una neutralidad singular”), Salustiano del Campo concluye que la iniciativa británica de crear un comité de No Intervención, en principio para que la guerra no atravesase las fronteras españolas, solo sirvió para aislar más a España.

Durante la guerra civil Luciano López Ferrer ejerció de representante de Franco en Gibraltar y su labor fue más provechosa que la del bando republicano. Los británicos prestaron a los sublevados carbón, estaño y manufacturas. Desde la Roca se violó la No Intervención sistemáticamente.
La cuestión de la reclamación de la soberanía del Peñón quedó entonces en algo que subyacía pero que no salía a flote. Franco tenía demasiados intereses y muy poca fuerza en el escenario internacional como para plantearlo en ese momento.

Próximo capítulo: Nobleza y burguesía contra la República (y III)


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