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sábado, 9 de marzo de 2019

El pensamiento de Judith Butler y la teoría queer

En estas fechas en las que hemos estado bañados por la celebración de las actividades de reivindicación feminista del 8-M, parece un momento propicio para conocer el pensamiento de una filósofa contemporánea, Judith Butler, una de las inspiradoras de lo que hoy se conoce como la teoría queer.

Judith Butler.
Judith Butler, nacida en Cleveland, Estados Unidos el 24 de febrero de 1956, educada en la Universidad de Yale, es una filósofa post-estructuralista que ha realizado importantes aportes en el campo del feminismo, además de la citada teoría queer, también a la filosofía política y la ética.

Es autora de El Género en disputa. Feminismo y la subversión de la identidad (1990) y Cuerpos que importan. El límite discursivo del sexo (1993), traducida a 20 idiomas. Ambos libros describen la teoría queer. Otros trabajos de Butler tratan problemas relevantes para diversas disciplinas académicas, tales como filosofía, derecho, sociología, ciencia política, cine y literatura.

La teoría queer es un conjunto de ideas sobre el género y la sexualidad de las personas que sostienen que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales no están esencialmente inscritos en la naturaleza humana, sino que son el resultado de una construcción social, variando en cada una de las sociedades.

Este teoría rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales y fijas, como varón, mujer, heterosexual, homosexual, bisexual o transexual, pues considera que están sujetas a restricciones impuestas por una cultura en la que la heterosexualidad es obligatoria; así como la heteronormatividad y el heteropatriarcado. Estas categorías serían ficticias y esconderían un número enorme de motivaciones políticas apoyadas por la sexología, una ciencia que no ha sido totalmente teorizada.

Contra el concepto clásico de género que parte de la distinción a partir de la "heterosexualidad natural" aceptada como normal, contraria a lo "anómalo" (en inglés queer o "retorcido"); consideraría que todas las "identidades sexuales" son igualmente anómalas, incluida la heterosexualidad.

Las posiciones de Butler critican las clasificaciones socio-sexuales de la historiología, psicología, filosofía, antropología y sociología tradicionales, basadas habitualmente en el uso de un solo patrón de segmentación paternalista, sea de clase social, de género, de etnia o de nacionalidad y sostiene que las identidades sociales, condicionadas por la naturaleza sexual, se elaboran de manera más compleja como intersección de múltiples grupos, corrientes y criterios.
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En América Latina han surgido corrientes que han cuestionado la coherencia de los principales referentes de la teoría queer estadounidense y europea, por la aparente reproducción de una contradicción al cuestionar muchos de los mecanismos normalizadores que combatirían, dado que imponen globalmente la expresión inglesa queer para referirse a toda la diversidad sexual, desde una posición elitista y académica, sin significado político.

 ​Además, en el caso del colectivo LGBTI, del que han salido la mayoría de referentes de la teoría queer, históricamente esta comunidad ha tenido una condición marginal o periférica; pero al afirmar que todos las deseos sexuales humanos son igualmente singulares se desmiente esta condición periférica y se invisibiliza la discriminación a la que se enfrentan las personas LGBTI cuando son percibidas como marginales, promoviendo así una institucionalización que es, en algunos puntos, acorde con el discurso heteropatriarcal. ​

Judith Butler respalda la plasticidad de la naturaleza sexual humana, en la que el sexo no se entiende en términos morales, sino en términos de erotismo, posición jerárquica o responsabilidad social. El concepto de identidad sexual (hetero, homo, bi o transexual) estaría mistificado; resultando ficticio y limitante, al considerar a cada ser humano más diverso que cada categoría por sí misma, debiéndose calificar en su lugar cada acto, fantasía o deseo puntual.

Habrá oportunidad de acercarse en otra ocasión a los interesantes planteamientos de Judith Butler, que desde 1990 también tiene un buen número de seguidores en España.

Próximo capítulo: El tabú del suicidio





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