En España, el suicidio lleva siendo la primera causa de
muerte no natural durante 12 años. Y no parece que haya alcanzado su techo. En
2017, el último año del que se disponen datos oficiales, la tasa aumentó un 3,1
por ciento respecto al año anterior. Según los datos del Instituto Nacional de
Estadística, 3.679 personas vieron como única solución al gran sufrimiento que
estaban atravesando era quitarse la vida, y se la quitaron. Una cifra que puede
quedarse corta y que podría alcanzar las 6.000 muertes anuales, porque la forma
en la que se recogen estos fallecimientos en los partes de defunción están
falseadas en muchas ocasiones.
El estigma en torno a los trastornos mentales y el suicidio disuade de buscar ayuda a muchas personas. |
La mayoría de los expertos, al contrario de lo que sucedía
hace unos años, son partidarios de terminar con los tabúes que rodean al
suicidio. Piensan, por el contrario, que lo mejor es buscar soluciones.
Igual que se habla sin tapujos de sexo o de drogas, hay que
abordar el grave problema del suicidio, ya que es un hecho que no les pasa a
otros .Es algo que sucede sin tener en cuenta un determinado estrato social o
económico. El suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 15 y
29 años en España, por detrás de los accidentes y los tumores. En 2017, según
el INE, se suicidaron 273 jóvenes.
Otro problema es el que plantea la asistencia sanitaria. Se
sabe que muchas personas que se suicidan, en el mes anterior, habían ido al
médico con quejas inespecíficas o sin una razón precisa. Diferentes expertos
afirman que estos problemas de gestión de emociones se pueden trabajar desde la
psicoterapia y no solamente con pastillas. Hay quien opina
que muchas veces el psiquiatra no está formado para hacer frente a una
intervención a nivel cognitivo, es decir, de pensamientos, que es la que
facilita unas emociones, sensaciones físicas y actitudes. Si ante cada
situación pienso que nadie me entiende, eso puede facilitar un cambio químico
en el cerebro. Si recetas una medicación para equilibrar eso, estás facilitando
un parche, porque no estás ayudando a un cambio real a nivel de pensamientos.
Lo que parece claro es
que la ausencia de un plan estatal, la falta de especialización y los
recortes en sanidad propician que España esté lejos de cumplir con el
compromiso de reducir un 10 por ciento la tasa de suicidios en 2020.
A este respecto, señalar que en la Estrategia Nacional de
Salud Mental en la que trabaja el ministerio de Sanidad se incluía la
prevención de suicidios, una apuesta de la exministra Carmen Montón, que ya
había puesto en marcha un plan similar en la Comunidad Valenciana, cuando era
consejera. Montón dimitió el día 11 de septiembre, su sustituta María Luisa
Carcedo, dijo que retomaría el tema, pero con la convocatoria de elecciones
para el 28-A, los trabajos al respecto se han detenido.
Otros factores a tener en cuenta son, el aumento de las
adicciones sin sustancia, mediante las nuevas tecnologías, internet, el juego o
la compra online, la pornografía, nuevas
patologías que son, en realidad, dependencias que generan frustración, ansiedad
y que, a veces, cortan la vida de la gente.
En realidad la sociedad en la que vivimos genera patología
ambiental por diferentes razones, entre otras, expectativas en la gente que
luego no se cumplen, lo que provoca frustración, depresión, estrés, ansiedad… Motivos
que hacen plantearse la necesidad de intervenir de forma preventiva en las
escuelas, hablando con los jóvenes de las adicciones con sustancia y sin
sustancia, de los problemas de salud mental, del bienestar, de un consumo
responsable, con una dimensión más humana de la vida, reorientándoles a un
proceso de maduración hacia una vida más vivible y no hacia una competición.
La Organización Mundial de la Salud reconoce que el estigma,
particularmente en torno a los trastornos mentales y el suicidio, disuade de
buscar ayuda a muchas personas que piensan en quitarse la vida o han tratado de
hacerlo y, por lo tanto, no reciben la ayuda que necesitan. El suicidio es el
problema más grave de salud pública en España y es prevenible.
La mayoría de los ciudadanos no saben nada de suicidios.
Tampoco de las señales que manifiestan las personas con ideas suicidas. El tabú
funciona hasta tal punto que no te hace informarte sobre el suicidio hasta que
no le ha pasado a alguien muy cercano. Por eso se generaliza la convicción de
que hablar de suicidios salva vidas.
Próximo capítulo:
Merlí y la filosofía
No sabia lo terrible de los datos hasta que mi tío se quito la vida. Cuando llegamos donde las autopsias estaban desbordados por casos de toda la provincia y nos explicaron que era un dato que se ocultaba y que todos deberían saber. Necesitamos estar informados, alertas y que haya medios de prevención. Pero eso puede que no venda políticamente. No interesa que se sepa.
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