Mastodon Clave Menor: Las guerras carlistas (y II)

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sábado, 2 de febrero de 2019

Las guerras carlistas (y II)

En el capítulo anterior se explicaban las razones del origen de las llamadas guerras carlistas, la formación de los bandos enfrentados y el desarrollo de la primera guerra carlista que terminó con la firma del acuerdo de Vergara en 1839.

La segunda guerra carlista, más que una guerra civil, fue una insurrección durante la llamada Década moderada, pues los carlistas seguían siendo la menor fuerza opositora al liberalismo. Se centró en la zona de Granada, un municipio enclavado en la comarca del Alto Penedés, en la provincia de Barcelona, «guerra dels matiners», y fue fácilmente sofocada.

La reina Isabel II y su marido Francisco de Asís.
Su origen, al menos teórico, fue el fracaso de los intentos de casar a Isabel II con el pretendiente carlista, Carlos Luis de Borbón, objetivo de distintos sectores moderados partidarios de Isabel.
 Sin embargo, Isabel II terminó casándose con su primo Francisco de Asís de Borbón. La segunda guerra carlista (1846-1849) comenzó con la inestabilidad política del Estado y la falta de solución a los numerosos conflictos políticos, económicos y sociales. Las transformaciones de los últimos años (la movilidad de las tropas favorecida por las nuevas vías de comunicación, la eficacia de las armas, etc.) la distinguirán de la guerra anterior.

El temor que produjo en la corte tras la Revolución de 1854, la llamada Vicalvarada, llevó a intentar nuevas negociaciones para la reconciliación de las dos ramas de la familia real, a fin de oponerse juntos a los revolucionarios, enemigo común de ambas ramas de la dinastía. El fracaso del proyecto resultó en el levantamiento carlista de 1855.

Al igual que en la segunda guerra carlista, el levantamiento tuvo más importancia en Cataluña, en la que entraron Marsal, Borges, Rafael Tristany, Estartús y otros emigrados, levantándose partidas numerosas, como las de Boquica, Comas y Juvany. Marsal fue investido del cargo de comandante general interino y Tristany, a quien acompañaban sus hermanos, del de comandante general de la provincia de Barcelona. El primero cayó herido y prisionero en Orriols, siendo fusilado en Gerona el 8 de noviembre de 1855. Tristany, al frente de unos 200 hombres, logró sostenerse un año, teniendo que volver a emigrar.

Luego llegó un tercer alzamiento carlista el  día 1 de abril de 1860, cuando el general Jaime Ortega y Olleta, capitán general de Baleares, realizó un pronunciamiento a favor de Carlos Luis de Borbón, con el que pretendía destronar a la reina Isabel II, mediante el envío de una expedición militar a la península, cerca de la población de San Carlos de la Rápita (Tarragona). Fracasó debido a la negativa de sus propios oficiales a secundarlo.

Infante Carlos María Isidro.
Estos hechos fueron seguidos todavía de otro intento de alzamiento en 1869, tras el destronamiento de Isabel II y el paso de numerosos militares isabelinos a las filas carlistas. Estos intentaron un alzamiento mal organizado que fracasó, y en el que se destacó en la provincia de León la partida de Pedro Balanzátegui, que sería fusilado.

Ya en el denominado Sexenio Democrático, beneficiados por la libertad ideológica para los partidos antidinásticos que trajo la revolución de 1868 y la adhesión de la mayoría de los llamados neocatólicos a Don Carlos, el carlismo había revivido como fuerza política.

En las Cortes de 1869, obtuvo una veintena de diputados y en las posteriores legislativas sus resultados fueron aún mejores. Pero la llegada de Amadeo de Saboya provocó la insurrección armada de una parte de los carlistas, mientras que otra facción constituyó una pequeña fuerza política opuesta a la nueva monarquía y con posiciones enormemente conservadoras. La subida al trono español de la casa de Saboya terminaría por imponer la opción armada.

Comienza la tercera guerra carlista, una guerra civil desarrollada en España entre 1872 y 1876, entre los partidarios de Carlos María de Borbón, duque de Madrid, pretendiente carlista al trono, y los gobiernos de Amadeo I, de la I República y de Alfonso XII.

La restauración borbónica en la figura de Alfonso XII marcaría el declive carlista en la guerra. El conflicto acabará en 1876 con la definitiva derrota militar del carlismo, durante los primeros años del reinado de Alfonso XII. Los generales Martínez Campos y Fernando Primo de Rivera derrotaron a los carlistas en Cataluña, Navarra, País Vasco y el resto de España.

El 28 de febrero de 1876 finalizan las guerras carlistas. Don Carlos cruzaba la frontera al grito de “Volveré”. Su liderazgo había sentado las bases del carlismo político, que tras la derrota sufriría divisiones internas. En 1888 el sector más intransigente del carlismo, partidario de la unidad católica de España con sanción coercitiva, se separaría de Don Carlos, creando el llamado Partido Integrista.

 Todavía en el año 1900 hubo un intento de insurrección armada originado en Badalona, y que se extendió a otras localidades de España, aunque fracasó rápidamente.


Próximo capítulo: La cuestión foral.





2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho este II ccapitulo de las guerras carlistas.
    Me gustaría que profundizaras en el sexenio democrático y el destronamiento de isabel II.
    Me parece una parte muy interesante de nuestra historia que llevará a la perdida de las ultimas colonias españolas

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