Los resultados de las elecciones municipales del domingo 12
de abril de 1931 hicieron saltar por los aires los cimientos de la política
española. La victoria republicana empujó al rey al exilio dando lugar a la proclamación
de la II República.
El lunes 13 de abril de 1931 se conocen los resultados
provisionales de las municipales celebradas en la jornada anterior. Las
candidaturas con tintes monárquicos han logrado la victoria en tan solo nueve capitales
de provincia. Las republicanas, en cuarenta y una. En Barcelona, la victoria de
los republicanos superó el 80 por ciento. En Madrid, los concejales
republicanos triplicaban a los monárquicos.
Madrid, el 14 de abril de 1931. |
El Gobierno de entonces estaba compuesto en exclusiva por
personalidades monárquicas de los ámbitos políticos, militares e industriales,
pero divididos en dos corrientes. Una partidaria de resistir enérgicamente apoyándose en el
Ejército y la Guardia Civil y, otra, favorable a una resistencia moderada con
el objetivo de recuperar la popularidad de la monarquía.
El debate originado en el
seno del Consejo de Ministros, celebrado el día 13 y presidido por el
almirante Juan Bautista Aznar-Cabañas, se movió entre adoptar el camino de la
fuerza o el de empezar a negociar de inmediato con los vencedores de las
elecciones.
Se acordó la segunda opción, que contó con la opinión
favorable de Alfonso XIII, que de ninguna manera quería pasar a la Historia como
el origen de un enfrentamiento armado. Pero al monarca le faltaba fuerza moral ya
que había equivocado por completo en la forma de presentarse ante el pueblo, practicando la tradicional campechanía
borbónica y buscando la simpatía populista.
La política del monarca había derivado hacia la frivolidad. La
preocupación del rey por el mantenimiento de su dinastía había obtenido el
resultado contrario y en ese momento se hacía necesario ocuparse de su
seguridad física. El final del zar Nicolás, ya narrado en estas páginas, era la
gran preocupación de Alfonso XIII que exigió garantías para que él y su familia
pudieran salir de España sin dificultades.
A primeras horas de la mañana del martes 14 de abril el
general Sanjurjo, director de la Guardia Civil se dirige a la casa de Miguel
Maura, donde se encuentran reunidos los miembros del comité revolucionario que
no estaban exiliados en Francia, ni escondidos,
Niceto Alcalá-Zamora, Francisco Largo Caballero, Fernando de los Ríos,
Santiago Casares Quiroga y Álvaro de Albornoz.
Nada más entrar en la casa el general
Sanjurjo se cuadra ante Maura y le dice, "A las órdenes de usted señor
ministro". Por su parte el rey Alfonso XIII le pide al conde de Romanones,
viejo conocido de Niceto Alcalá-Zamora, que se ponga en contacto con él para
que, como presidente del comité revolucionario, le garantice su salida pacífica
de España y la de su familia.
A la una y media de la tarde tiene lugar la entrevista en
casa del doctor Gregorio Marañón, quien había sido médico del rey y que ahora
apoyaba la causa republicana. El conde de Romanones le propone a Alcalá-Zamora
crear una especie de gobierno de transición o incluso la abdicación del rey en
favor del príncipe de Asturias. Pero Alcalá-Zamora exige que el rey salga del
país "antes de que se ponga el sol". Y le advierte: "Si antes
del anochecer no se ha proclamado la república, la violencia del pueblo puede
provocar la catástrofe".
La familia real abandona España hacia el exilio la noche del
mismo 14 de abril de 1931 desde el puerto de Cartagena, mientras que en la calle, la República ya era festejada y
la bandera roja presidía el edificio de Correos.
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