Sancti Petri nace en el año 1946 como un poblado pesquero que acogía a los almadraberos del atún en el tiempo que tenían que trabajar en este oficio. A partir de los años 70, por la falta de trabajo en el sector, las familias que estaban alojadas allí tuvieron que marcharse, y Sancti Petri quedó deshabitada.
Castillo de Sancti Petri. |
Sancti Petri es una pedanía de la localidad gaditana de Chiclana en la que turistas y visitantes hablan de una presencia que decidió quedarse en la localidad. Se trata de una niña de unos ocho años que, al ponerse el sol, deambula por sus calles con una presencia desaliñada y descalza. Quienes la han visto coinciden en que suele aparecer por las inmediaciones de la iglesia, las embarcaciones y la casa del guardia, con un gesto triste que conmueve a todo el que se cruza con ella.
Pero no es la única presencia que se ve en Sancti Petri. También se habla de un sacerdote con sotana negra que, a pesar de sus rápidas apariciones, deja perplejo a todo el que lo ve.
Quizá sea de mayor interés la leyenda que asegura que bajo los cimientos del Castillo de Sancti Petri, hubo hace muchos siglos, un gran, rico y bellísimo templo al que se accedía por una puerta sostenida por dos enormes columnas, las Columnas de Hércules, erigidas en honor al décimo trabajo del héroe mitológico por excelencia, con un pilar en Gibraltar y otro en el Monte Hacho de Ceuta y, cuentan también, que en aquel templo reposaban las cenizas del mismísimo Hércules.
Narran, además, que, en ese mismo lugar, se guardaba el cinturón de Teucro, el mejor arquero de la antigüedad y uno de los que entraron en Troya, ocultos en un gigantesco caballo de madera.
Dice la tradición que el emperador romano Julio César derramó amargas lágrimas después de un inquietante y perturbador sueño. Este se centraba que al llegar a Cádiz, viendo en el templo la estatua de Alejandro Magno, suspiró profundamente como lamentando su inacción; y censurando no haber realizado todavía nada digno a la misma edad en que Alejandro ya había conquistado el mundo, dimitió en seguida su cargo para regresar a Roma y aguardar en ella la oportunidad de grandes acontecimientos.
Los intérpretes de sueños dieron pábulo a sus esperanzas, interpretando el sueño que tuvo y que perturbaba su espíritu, pues había soñado que violaba a su madre, prometiéndole el imperio del mundo, porque aquella madre que había visto sometida a él, no era otra que la Tierra, nuestra madre común.
Aunque en la actualidad no hay rastro de aquel fastuoso templo, acercarse a esta isla desafiante ante las embestidas del Atlántico, es revivir toda la historia que encierra y sumergirse en sus leyendas.
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