Mastodon Clave Menor: La leyenda del Castillo de Pedraza

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sábado, 27 de abril de 2024

La leyenda del Castillo de Pedraza

 

Pedraza (Segovia) es una villa medieval amurallada, cuya rehabilitación motivó su declaración como Conjunto Histórico en 1951. Sus caserones y mansiones delatan su esplendor a lo largo de la historia, uno de sus edificios más emblemáticos es el castillo.


Panorámica de Pedraza.


Cuenta la leyenda que, en el siglo XIII, el señor del Castillo de Pedraza, Sancho de Ridaura, se casó con una plebeya, Elvira. Pero el corazón de esta humilde y bella joven pertenecía a Roberto, un labrador que, igualmente, estaba perdidamente enamorado de ella.

El muchacho, dolido por ese matrimonio, ingresó en un convento cuando se enteró del casamiento. Al morir el capellán del castillo, Roberto fue elegido para reemplazar al fallecido sacerdote. En el momento en que Sancho tuvo que partir para luchar en la batalla de las Navas de Tolosa, los enamorados no pudieron contenerse y se veían a escondidas en los aposentos de la fortaleza.

Al volver, el señor del castillo descubrió la traición y, enloquecido por el amor y los celos, asesinó brutalmente a Roberto, colocándole sobre una corona de hierro con puntas afiladas. Ella escapó y se clavó una daga en el corazón. Después, el castillo ardió en llamas quedando únicamente los cadáveres calcinados de los amantes entre los restos. Actualmente, varios testimonios aseguran que, una determinada noche del año, una pareja formada por dos extrañas siluetas pasea por los alrededores del castillo luciendo una aureola de fuego sobre sus cabezas.

Al margen de la leyenda, el nombre de Pedraza parece derivar de la Pretaria romana, aunque los primeros datos históricos se remontan a Fernando Gómez de Albornoz, comendador mayor de Montalbán, que fue nombrado por el rey Enrique II de Castilla señor de Pedraza.

Posteriormente pasó a manos de la familia Herrera y a finales del siglo XV pasó a los condestables de Castilla por el matrimonio entre Blanca Herrera y Bernardino Fernández de Velasco. Se mantuvo en estas manos hasta que en el siglo XIX se abolieron los señoríos. Los condestables se asentaron allí, siendo el lugar sitio de paso para grandes personalidades, como artistas, nobles y monarcas.

En los siglos XVI y XVII tuvo lugar la época de mayor esplendor del pueblo, y es de cuando datan la mayor parte de casas y palacetes. Esta prosperidad se debió, entre otros motivos, a la exportación hacia el norte de Europa de la lana de sus rebaños de ovejas merinas y a sus excelentes tejidos, capaces de competir con los mejores que se elaboraban en Flandes.

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