Mastodon Clave Menor: La escritora que escandalizaba a la burguesía catalana

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sábado, 17 de junio de 2023

La escritora que escandalizaba a la burguesía catalana

 

Las furibundas críticas que recibió la obra teatral La infanticida, fechada en 1898 y escrita por una jovencísima narradora catalana llamada Caterina Albert, hicieron que ésta decidiera ocultar su verdadera identidad para evitar así la reprobación profundamente sexista que sufrió con su estreno literario.


Caterina Albert.


La autora, que se escondía tras el seudónimo de Víctor Català, pudo desarrollar una fructífera carrera narrativa que alcanza su cénit con Solitud, texto que se enmarca dentro del modernismo. Locura, violencia y destino configuran el universo narrativo de una escritora que rompió moldes y escandalizó a la burguesía catalana de la época. El veredicto estaba claro, una mujer no podía escribir con el desparpajo y la fuerza expresiva con que lo hacía Caterina Albert.

Caterina Albert, nacida en l'Escala (Girona) en 1869, fue novelista, narradora, autora teatral y poeta, que con su obra da comienzo a la tradición literaria catalana escrita por una mujer, aunque, como en el caso de otras escritoras europeas de su época y como ya de ha reseñado, se vió obligada a esconder su identidad bajo el pseudónimo masculino de Víctor Català.

A pesar de querer dedicarse al teatro, el escándalo producido a raíz del monólogo La infanticida, galardonado en los Jocs Florals d’Olot en 1898, se decantó por escribir narrativa breve y, en menor medida, novela, géneros que le merecen un reconocimiento inmediato y que marcaron decisivamente la evolución de la narrativa catalana del siglo XX. Cabe destacar especialmente la influencia sobre las escritoras posteriores que la consideraron una maestra indiscutible.

Coincidiendo con el Modernismo, se da a conocer con Drames rurals (1902), título que da nombre al género, al que siguieron Ombrívoles (1904), Caires vius (1907) y la novela Solitud (1905), considerada su obra maestra. En los tres libros analiza la situación de la mujer en la sociedad de la época, las relaciones de pareja y el trabajo, sobre todo en el escenario del campo, y ofrece una imagen muy negativa, llena de violencia y crueldad, que contraviene los modelos idílicos heredados del siglo XIX. Mila, la protagonista de Solitud, se amotina contra ellos y con un gesto muy simbólico, abandona casa y marido para empezar una nueva vida.

Después de un periodo de silencio, que coincide con el Novecentismo, Caterina Albert continua su obra, ensayando nuevas formas en la novela Un film (3.000 metres) (1926), con técnicas procedentes del cine, y publica otros volúmenes de cuentos, como La mare Balena (1920) y, posteriormente, Contrallums (1930), que contienen algunos de sus mejores relatos.

Ya en la inmediata posguerra, deja oír su voz aguda adaptando los relatos a la nueva sociedad surgida de los años treinta, y da a conocer los libros Vida mòlta (1950) y Jubileu (1951). También publica Mosaic (III) (1946), volumen de artículos escritos desde 1903 que describen aspectos autobiográficos. Constituye un testimonio importante para acercarse a los problemas que tuvo que hacer frente como escritora. Fallece en su localidad natal en 1966.

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