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sábado, 8 de octubre de 2022

El protector de las artes

 

Cayo Cilnio Mecenas, nacido y fallecido en la localidad italiana de Arezzo, fue un noble romano de origen etrusco, confidente y consejero político de Cayo Octavio Turino, más adelante proclamado emperador romano como César Augusto. Fue también un importante impulsor de las artes, protector de jóvenes talentos y amigo de destacados autores como Virgilio y Horacio. Su dedicación artística acabó por hacer de su nombre, Mecenas, un sinónimo de aquel que fomenta y patrocina las actividades artísticas desinteresadamente.


Cayo Cilnio Mecenas.


Sus vínculos con Octavio se remontan a los inicios de la carrera política de éste. Ya en el año 44 a. c. lo ayudó a poner en pie el ejército con el que el futuro Augusto hizo valer sus derechos como vengador de Julio César. También estuvo a su lado durante la batalla de Filipos. Luego, actuó como su representante, interviniendo como mediador en los tratados de Brundisium (40 a. c.) y de Tarentum (37 a. c.) entre Octavio y los otros dos triunviros, Lépido y Marco Antonio.

Hasta el año 23 a. c., Mecenas fue, junto con Agripa, el más cercano colaborador de Augusto en las tareas de gobierno y su suplente durante varias de sus ausencias de Roma. En los últimos años, su relación con el futuro emperador se fue enfriando, probablemente debido a un escarceo amoroso que Augusto tuvo con su esposa Terencia. No obstante, cuando Mecenas murió, señaló a Augusto como su único heredero.

Mecenas quedó ligado a la historia de la literatura por su apoyo y protección brindados a jóvenes poetas, como Horacio, al que descubrió y al que llegó a obsequiar con una finca ubicada en las montañas Sabinas, y como Virgilio, quien escribió sus Geórgicas en su honor. Otros poetas como Propercio, Lucio Vario Rufo, Plocio Tucca, Cayo Valgio Rufo o Domicio Marso fueron también sus protegidos.

El propio Mecenas escribió algunas obras, si bien su calidad no puede compararse a la de sus protegidos. De sus trabajos sólo sobreviven una veintena de fragmentos, que incluyen diálogos como Symposium y el poema In Octaviam (Contra Octavia).

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