Myeongseong de Joseon, la última emperatriz de Corea, nacida en 1851, fue una mujer poco convencional. Entre su pueblo era conocida como la reina Min y algunos historiadores la compararon con la figura de Juana de Arco y fue considerada una heroína. Nunca accedió a las tareas cotidianas convencionales de las reinas, renunció a las reuniones de té y comenzó a leer libros exclusivos para hombres. Tuvo gran influencia en la vida política y se le atribuyó la modernización de la nación. Permitió la libertad de religión y el gobierno japonés siempre intentó asesinarla.
La reina Min. |
La futura consorte del emperador nació en una poderosa familia noble, el clan Yeoheung Min, quienes ya habían engendrado otras esposas para emperadores anteriores. Debido a lo inteligente que para su corta edad, después de la muerte de su padre, la madre del rey Gojong, su futuro esposo, llamada Yeoheung Budaebuin, comenzó a interesarse en ella. Gojong asumió la cabeza de la dinastía Joseon a la edad de 12 años, mientras su padre continuaba como príncipe regente, y a los 14 años decide casarlo con Min de 16 años.
Las consortes de los reyes debían tener una amplia vida social para ganarse el amor del pueblo, pero Min no estaba interesada en este tipo de costumbres y comenzó a estudiar, comportamiento que solo debían tener los hombres; irónicamente, fue precisamente por esto que empezó a ganarse el respeto de la corte y de su pueblo.
La reina fomentó la educación en inglés en la escuelas coreanas y además, a pesar de que era una devota budista con creencias confucionistas, dejó entrar a misioneros cristianos a la península, porque quería expandir la cultura de su reino, pero siempre manteniendo la identidad nacional.
Sin embargo el padre del rey, Heungseon, que no estaba de acuerdo con la actuación de su nuera, unido a que ya la reina Min había engendrado a un heredero que murió al poco tiempo de nacer, decidió volver a casar a su hijo con otra mujer ya que los emperadores podían tener varias esposas. Aunque al principio de su matrimonio la reina Min había declarado que estaba decepcionada con el rey Gojong, se sabe que posteriormente él se enamoró de ella y que ambos lograron tener una buena relación.
Gojong no se sentía amenazado por todo el poder que ella iba adquiriendo, y además la reina también se había ganado el apoyo de personas importantes del Gobierno y la sociedad. Ambos lograron que el príncipe regente abdicara, haciendo que todo el poder del imperio lo tuviese el esposo. Se le atribuye el haber introducido en Corea nuevas tecnologías occidentales, tales como trenes, teléfonos, tranvías y luces eléctricas.
La dinastía Joseon era vista en el resto del mundo como un país autocrático, y si bien Min quiso evitar la influencia extranjera en la actual Corea, en realidad lo que quería era evitar la injerencia japonesa. El Gobierno del rey Gojong decidió acercarse diplomáticamente a China, gobernada por la dinastía Qing y al Imperio ruso, otro enemigo de Japón. Más tarde comienza la guerra chino-japonesa, y son los nipones quienes alcanzan la victoria. Los japoneses que se sentían amenazados por la reina Min y que ya habían intentado anexar a la península coreana a la fuerza, deciden asesinarla.
En 1895, diez hombres liderados por un general de la armada imperial japonesa, entran al palacio imperial de Gyeongbokgung, asesinan a tres mujeres y posteriormente violan y matan a la reina Min a puñaladas. Hay cierta dudas sobre la fecha del asesinato de la reina. La mayoría de los investigadores sostienen que fue asesinada el 8 de octubre de 1895. El asesinato fue presenciado por uno de los guardias imperiales y un arquitecto ruso apellidado Sabatin, que dejó una narración de los hechos. El emperador Gojong, muy afectado por este acontecimiento, concedió póstumamente a su esposa el título de Myeongseong (brillo o estrella brillante) y la enterró en Jongmyo, el templo nacional de Corea.
El asesinato de la emperatriz provocó gran conmoción en todo el país y protestas por parte de otros embajadores extranjeros en Corea. Para apaciguar estas protestas, y las críticas a nivel mundial, el gobierno japonés finalmente llevó a juicio a su embajador Miura Goro y a los presuntos asesinos .Todos fueron absueltos del cargo de asesinato por falta de pruebas.
El 11 de mayo de 2005, los emperadores de Japón viajaron al templo de Jongmyo para rendir homenaje a la emperatriz y pedir disculpas por el asesinato que presuntamente indujeron sus antepasados. En el 2014, la Asociación de Historia Norcoreana expresó su deseo de que que Japón se disculpara formalmente.
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