Witold Pilecki es la única persona conocida que se internó de forma voluntaria en el campo de concentración Auschwitz para conocer de primera mano que hacían a los prisioneros. Una vez dentro, organizó la resistencia e informó al exterior sobre las atrocidades del Holocausto. Escapó en 1943 y participó en el levantamiento de Varsovia. Al finalizar la guerra, fue ejecutado en 1948 por el gobierno de la República Popular de Polonia.
Witold Pilecki. |
Nacido en Olónets, un departamento del Imperio ruso el 13 de mayo de 1901, cuando algunos campos de concentración comenzaron a aparecer en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, el agente encubierto Witold Pilecki, ya unido a la resistencia, comenzó a investigar lo que sucedía y se hizo arrestar durante 1940 en Polonia deliberadamente por los nazis para ser llevado a Auschwitz.
El capitán Pilecki no sólo logró sobrevivir a su misión, sino que, tras pasar tres años en el campo también consiguió escapar, para participar después en el levantamiento de Varsovia de 1944, ser hecho prisionero por los nazis y liberado con el fin de la guerra.
No hay que olvidar que tras la derrota relámpago de Polonia en 1939, cientos de militares polacos pasaron a engrosar las redes de la resistencia, mientras los ocupantes alemanes desataban una ola de represión, asesinatos y detenciones.
Witold Pilecki pudo comprobar en Auschwitz la realidad del campo de concentración donde la vida cotidiana se desarrollaba en medio de palizas, hambre, frío, asesinatos y jornadas agotadoras de trabajo.
Pilecki creó allí mismo una red clandestina de inteligencia, que llegó a contar con centenares de miembros, con el objetivo además de elevar la moral de los internos, administrar los pocos recursos existentes, medicinas y alimentos, de que disponían y prepararse para un eventual levantamiento contra los integrantes de las SS que los custodiaban.
Esa red empezó pronto a enviar información al exterior, primero a través de los pocos prisioneros polacos que eran liberados y después mediante personal civil que vivía en el exterior pero que realizaba trabajos para el campo. Incluso durante unos meses, llegó a disponer de una radio fabricada con piezas recicladas que finalmente fue desmontada por seguridad.
El caudal de información fue constante y abundante. En octubre de 1940 los órganos de dirección de la resistencia en Varsovia ya tenían los primeros informes, y en marzo de 1941 ya habían llegado a Londres y estaban en manos de los gobiernos aliados. No se puede decir, por tanto, que estos desconocieran lo que sucedía en los campos de concentración nazis.
Otra cosa es que pudieran o quisieran actuar. Pilecki trató de convencer a unos y a otros de que atacaran Auschwitz para liberar a los prisioneros. Por una parte, los mandos de la resistencia en el exterior no estaban seguros de poder librar una batalla de aquellas características, a pesar de que, como aseguraba el militar, incluso desde el interior se podría haber llevado la operación de haber tenido autorización.
Y, por lo que respecta a los aliados, al inicio de la guerra, una misión para bombardear Auschwitz habría llevado al límite la capacidad de los aviones de la RAF. Más adelante, cuando los bombarderos podían haber llegado más fácilmente al campo, explicaron que no podían distraer recursos del esfuerzo bélico.
Ambos argumentos podrían tener su su lógica, pero la mayoría de dirigentes no fueron conscientes de la dimensión de los crímenes o no aceptaron que estuvieran ocurriendo.
En 1943, Pilecki trazó un plan para escapar de su cautiverio y tratar de convencer, en persona, a las autoridades polacas en la clandestinidad de que había que atacar el campo. El 27 de abril, en plena noche logró huir junto a dos compañeros. Al cabo de unas semanas contactó con la resistencia y escribió una primera versión de su memorándum, conocido después como el Informe Witold. En sus cien páginas no sólo se narran las infernales condiciones de Auschwitz, sino la evolución del recinto, de un campo de internamiento para presos polacos a un centro de exterminio para judíos, la construcción de los crematorios, la experimentación con seres humanos y la larga lista de atrocidades que hoy se conocen. La resistencia, tras estudiar una operación para liberar a los presos, no la vio posible sin el apoyo de los aliados. En Londres, la delegación del OSS estadounidense, el embrión de la CIA, archivó el informe con una nota que lo calificaba de poco fiable.
Casi cinco años después del inicio de la invasión, el 1 de agosto de 1944 el gueto de Varsovia se levantó contra la ocupación alemana. Pilecki participó también en aquel alzamiento finalmente aplastado por los nazis tras una lucha feroz. El Ejército Rojo, que se encontraba a pocos kilómetros de la capital, no intervino.
Pilecki, de militancia anticomunista, que había entrado de forma clandestina en Polonia para ayudar a organizar la red de la resistencia contra la ocupación de la URSS, es arrestado en mayo de 1947 y al año siguiente juzgado bajo la acusación de espionaje y de terrorismo. Sería ejecutado el 25 de mayo de 1948.
Su historia no se dio a conocer en Polonia hasta la caída del régimen comunista en 1989.
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