El militar Carlos Palanca Gutiérrez, nacido en Valencia en 1819, fue el jefe de la expedición militar a la Cochinchina (actual Vietnam). Palanca comandó el contingente español que participó el 17 de febrero de 1859 en la toma de Saigón. Hijo de una familia acomodada de comerciantes realizó estudios mercantiles en Francia, aunque en 1839 ingresó como subteniente en el Regimiento Provincial de Milicias de Soria, destacado en Málaga.
Carlos Palanca. |
Encuadrado en su unidad prestó servicios de escolta de convoyes y persecución de bandoleros por Sierra Morena hasta noviembre de 1840, cuando con motivo de los reajustes habidos en el ejército tras la guerra civil, pasó al arma de Infantería. Durante el primer trimestre de 1841 permaneció en la isla de Alhucemas dedicado a la vigilancia del contrabando, misión que prosiguió por tierra a lo largo de la costa de Murcia. Allí ascendió a teniente y el 20 de agosto de 1843 mandó en Albacete una sección de las tropas que se enfrentaron a las del Batallón Franco de Leales de Valencia, sublevadas en la ciudad manchega. Por su actuación en este hecho fue ascendido a capitán.
En noviembre de 1843 embarcó en Cádiz para realizar una larga travesía de cinco meses de duración que le llevó al puerto de Manila (Filipinas). A los ocho meses de estancia en el archipiélago contrajo una grave enfermedad, a consecuencia de la cual regresó a Madrid. La tranquila vida de guarnición en la Corte se vio alterada en agosto de 1845 cuando grupos de ciudadanos intentaron tomar el Cuartel del Pósito.
Con las tropas a su mando, el joven capitán les hizo frente con éxito durante los tres días que duraron los asaltos al establecimiento militar. En noviembre pasó destacado a Sevilla, donde permaneció en servicios de guarnición hasta julio del año siguiente, cuando recibió la orden de trasladarse al condado de Niebla (Huelva) para integrarse en el Ejército de operaciones de Portugal, mandado por el general Ricardo Shelling.
Otra vez en Sevilla, el 14 de mayo de 1847 la unidad de Palanca ejerció como fuerza de orden público sofocando un alboroto popular motivado por la subida del pan. Dominada la situación, el capitán pasó a operar en tierras de Cataluña donde volvían a renacer las partidas carlistas. La misión terminó en mayo de 1848 cuando nuevamente fue requerido para actuar ante una nueva agitación popular en Granada.
Aún prestó servicios el veterano capitán durante dos años más en Andalucía, como fiscal militar, jefe de transeúntes y secretario de la Comandancia Militar de Málaga. A finales de 1851 solicitó destino en Madrid. Fue entonces cuando se convocaron vacantes para el Ejército de Filipinas ocasión que le propició volver al servicio activo precisamente en un territorio que apenas tuvo tiempo de conocer. Palanca solicitó una de las plazas y, con fecha 11 de octubre de 1852, fue destinado al Regimiento de Infantería de la Reina, con plana mayor en Manila. El 18 de diciembre embarcaba en la fragata Encarnación, que le había de llevar a su destino desde el puerto de Cádiz.
Durante tres años realizó misiones de vigilancia y persecución de rebeldes y bandoleros por diferentes puntos de la isla de Luzón. Su probada competencia profesional favoreció su nombramiento como comandante general de La Laguna, Toyaba y Batangas, localidades conflictivas situadas al sur de la capital filipina. Palanca era ya una figura reconocida y respetada en todo el archipiélago.
En 1857 llegaban noticias inquietantes a Manila sobre la situación en el vicariato de Tonkín (Vietnam). La persecución religiosa iniciada años atrás por el emperador de Annam (franja costera de Vietnam), Tu-Doc, se acentuaba con arrestos y ejecuciones de misioneros españoles y franceses. Mientras se desarrollaban gestiones entre París y Madrid se supo en Cantón que el obispo español había sido ejecutado el 30 de julio y que numerosos cristianos, nativos y europeos, estaban sufriendo castigo por pueblos y ciudades de Tonkín, Annam y Cochinchina.
En este escenario se organizó lo que se denominaría expedición franco-española a Cochinchina, durante la cual Palanca comando el contingente español que participó el 17 de febrero de 1859 en la toma de Saigón. Tras cuatro años de hostilidades, el ya general Palanca fue parte activa y decisiva en las conversaciones de paz que pusieron fin al conflicto el 5 de julio de 1862. Sobre aquel episodio militar escribió su Reseña histórica de la expedición de Cochinchina, una de las fuentes militares más importantes para el estudio de la participación de España, junto a Francia, en la guerra librada en el reino de Annam, el moderno Vietnam, durante la segunda mitad del siglo XIX, que representó el inicio de la colonización francesa de Indochina. Más tarde, participó en la Guerra de los Diez Años (1868-1878) en Cuba, donde ostentó el cargo de gobernador de Santiago de Cuba. Posteriormente, fue capitán general de Canarias de 1872 a 1873.
Tras un viaje privado por Génova y Turín, el agravamiento de sus dolencias obligó al veterano militar a desplazarse desde su residencia en Palma de Mallorca a Madrid, donde falleció el 16 de junio de 1876. Contaba con aproximadamente sesenta años y un historial militar inigualable
Estaba en posesión de dos Cruces de San Fernando, Cruces del Mérito Militar, de Isabel la Católica y de Carlos III y era comendador de la Legión de Honor Francesa, aparte de otras condecoraciones que se le habían concedido. Su opinión, siempre defendida, sobre el desairado papel de España ante Francia en la cuestión de Cochinchina, le originó constantes problemas.
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