Mastodon Clave Menor: La isla de San Borondón

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sábado, 6 de marzo de 2021

La isla de San Borondón

 

La isla de San Borondón está relacionada con una leyenda popular de las Islas Canarias, que afirma la existencia de una isla que aparece y desaparece desde hace varios siglos, y que tendría su origen en el periplo legendario de San Brandán de Clonfert (San Borondón). La isla se conoce en Europa como “isla de San Brandán” que ya aparece en los trabajos de algunos cartógrafos medievales.


La supuesta silueta de San Borondón.


El Tratado de Alcáçovas, suscrito entre España y Portugal en 1479 para repartirse territorialmente el Atlántico aún por navegar, especificaba claramente que San Borondón pertenecía al archipiélago canario. De hecho, la bahía de Samborombón, enclavada junto a Buenos Aires (Argentina) fue nombrada así durante la expedición de Magallanes en marzo de 1520, en la creencia de que había sido formada por el desprendimiento de la isla de San Borondón del continente americano.


Leonardo Torriani, ingeniero encargado por Felipe II para fortificar las Islas Canarias a finales del siglo XVI, describe las dimensiones y localización de la isla y aporta como prueba de su existencia las arribadas fortuitas de algunos marinos a lo largo de ese siglo.


Esta isla se localizaría al oeste del archipiélago, a 550 km en dirección oeste-noroeste de El Hierro y a 220 km en dirección oeste-sudoeste de La Palma, aunque según otros ‘testigos’ que dicen haberla visto, se sitúa directamente entre las islas de La Palma, La Gomera y El Hierro.


San Borondón mediría 480 km de largo (de norte a sur) y 155 km de ancho (de este a oeste), formando hacia el centro una considerable degollada o concavidad y elevándose por los lados en dos montañas muy eminentes, siendo la mayor de las cuales la de la parte septentrional. Lo cierto es que la isla ha sido cartografiada en diversas ocasiones a lo largo del tiempo.


Hay relatos desde hace siglos que narran la aparición de la isla, de la visión por muchos testigos y de su posterior desaparición, mientras que otras personas atribuyen la extraña aparición a alguna acumulación de nubes en el horizonte o a un fenómeno de espejismo.


La leyenda de San Borondón llegó a adquirir tal fuerza en Canarias que durante los siglos XVI, XVII y XVIII se organizaron expediciones de exploración para descubrirla y conquistarla. Entre ellas, a finales del siglo XV la de Fernando de Viseu, sobrino del infante Enrique el Navegante de Portugal. En 1526 la de Hernando de Troya y Francisco Álvarez, vecinos de Gran Canaria. En 1570 la de Hernán Pérez de Grado, regente de la Real Audiencia de Canarias, quien afirmó a su regreso haber estado en sus costas y haber perdido allí a parte de sus tripulantes.


Pedro Vello, piloto portugués, relata como cerca de Canarias tuvo que cambiar su rumbo para refugiarse del viento y se encontró con San Borondón. Desembarcó en la isla junto a otros dos tripulantes, que debió abandonar en ella porque el viento arreció y le obligó a retirarse con premura. Fernando Villalobos, regidor de La Palma, organizó otra expedición con tres navíos, igual que Alonso de Espinosa, gobernador de El Hierro.


En 1604 Gaspar Pérez de Acosta y fray Lorenzo de Pinedo, marinero y franciscano, sólo hallan una acumulación de nubes y celajes en el horizonte y en 1721 Gaspar Domínguez, capitán de mar y vecino de Santa Cruz de Tenerife, con una balandra emprendería la que fue la última expedición oficial, por encargo de Juan Mur y Aguirre, capitán general de Canarias.


Sin embargo, en 1953, el diario ABC titulaba ‘Ha sido vista otra vez la misteriosa “Isla Sirena”, al noroeste de la de El Hierro (Canarias)’, y en 1958, en el mismo diario se informaba que ‘La Isla errante de San Borondón ha sido fotografiada por primera vez’.

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