Mastodon Clave Menor: La fundación que amamantó al PSOE

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sábado, 27 de junio de 2020

La fundación que amamantó al PSOE

Me encuentro inmerso en la investigación que se plasmará en mi próximo libro, aún sin título, pero que versará sobre el futuro de la izquierda en España. En el transcurso de estos trabajos me han surgido numerosos interrogantes, entre ellos el papel que de verdad jugó la fundación alemana Friedrich Ebert (FES) en el meteórico crecimiento del PSOE y la existencia, o no, de acuerdos para ‘moderar’ las políticas que en el futuro vendría a desarrollar la formación con la historia más larga de la actual política española.

Helmut Schmidt.
Hay que situarse a principios de 1975, la muerte del dictador parecía inminente, y las fuerzas políticas de la izquierda en la clandestinidad empiezan a mover sus fichas. En marzo de 1974 el canciller alemán Helmut Schmidt decide lanzar una iniciativa destinada a promover la estabilidad en la Península Ibérica, que se iba a traducir, básicamente, en un gran apoyo a los partidos socialistas capaces y deseosos de contrarrestar la influencia de los comunistas en Portugal y España.

El congreso del PSOE en Suresnes había sido la primera piedra en ese camino. Celebrado en octubre de 1974 a las afueras de París, supuso la escenificación de un relevo generacional entre la vieja guardia del partido y una nueva generación encabezada por Felipe González y Alfonso Guerra.

Después Willy Brandt invitaría a González a Bonn en abril del año siguiente. Según las fuentes, allí el joven demostraría un realismo y moderación muy raras entre la oposición franquista. Calificó como “poco realista y suicida” la intención del PCE de demoler el franquismo, ya que llevaría a un golpe de Estado, y planteó que la democracia sólo saldría adelante si se seguía el plan de desmantelamiento que el rey Juan Carlos y su entrorno más cercano había establecido y que González conocía.

Desde entonces, el PSD alemán y el PSOE serían uña y carne, y Brandt se encargaría de presentar a ese joven andaluz como la gran promesa de la política española, por ejemplo, presionando a Madrid para que recuperase su pasaporte. Gracias a ello consiguió viajar a Mannheim donde conoció a Günter Grunwald, director ejecutivo de la FES, que le ofreció la ayuda de Dieter Koniecki para desarrollar un programa de cooperación con el PSOE y la UGT. Todos los acuerdos de financiación y apoyo serían llevados a cabo solamente con Felipe González y Alfonso Guerra.

El trabajo del alemán en España comenzó en febrero de 1976, donde tuvo que enfrentarse a dos retos. Por un lado, preparar al PSOE para las elecciones parlamentarias que, más pronto que tarde, se celebrarían. Por otro, reforzar el ala moderada del partido frente a la marxista.

En aquel momento, el gran hándicap de Partido Socialista era su escasa presencia en la geografía provincial, por lo que el esfuerzo se centró en abrir agrupaciones locales en 27 capitales provinciales. En diciembre, el PSOE ya tenía un comité en cada provincia, pero tan sólo 7.733 afiliados.

Puesto que seguía siendo una organización ilegal, se funda el Instituto de Técnicas Electorales (ITE) para servir como departamento de prensa y propaganda, y una delegación de la misma se traslada a Alemania para recibir formación.

A lo largo de todo ese año, Koniecki, junto a Etelvino González y Luis Gómez Llorente, organizó un programa de entrenamiento para los socialistas españoles. Seminarios, como la Escuela de Verano del PSOE, tenían como objetivo ayudar a los socialistas españoles a superar la mentalidad de búnker formada durante la dictadura.
Como explica el estudio realizado por Antonio Muñoz Sánchez, profesor del Instituto de Ciências Sociais de la Universidad de Lisboa, “sólo rebajando su radicalismo y dejando de actuar como una organización secreta, el PSOE podía ganar terreno en la sociedad española y aspirar a obtener una gran cantidad de apoyo popular”.

El primer congreso celebrado por el PSOE en España en 40 años, en diciembre de 1976 bajo el eslogan “Socialismo es libertad”, también contó con la presencia de Willy Brandt y de Olof Palme, del partido socialdemócrata sueco.

A partir de ahí, el camino a seguir estaría marcado por un estudio sociológico financiado por la FES que señalaba que “la mayoría de los españoles no querían cambios en el sistema económico, estaban fascinados por Europa y, debido a los recuerdos traumáticos de la guerra civil, temían cualquier conflicto político”. De ahí que los mítines de la campaña de primavera de 1977 fuesen, en palabras de Muñoz, “un festín de mensajes positivos, música y globos, sin apenas menciones al pasado”.

En aquellas elecciones, el PSOE obtuvo un 29,4 por ciento, frente al 9,3 por ciento del PCE. Les faltaba mucho por delante, pero ya se habían convertido en el partido dominante de la izquierda y una seria alternativa de gobierno.

Mientras tanto, la FES financiaba la puesta en marcha de la Fundación Pablo Iglesias y de la Fundación Largo Caballero, de la UGT. Ello se traduciría en una gran cantidad de seminarios y cursos, cerca de 2.000, celebrados hasta el año 1982. El siguiente paso para el Partido Socialista se encontraba en ampliar sus resultados en las provincias.


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