Los impresionantes acantilados de San Andrés de Teixido. |
En
pocos sitios de Galicia
se combinan con tanta intensidad la belleza de sus paisajes, la
riqueza de su patrimonio material y el magnetismo de los ritos, las
leyendas y las tradiciones para conformar un lugar lleno de magia
como ocurre en San
Andrés de Teixido
perteneciente
al municipio coruñés de Cedeira.
Los
sobrecogedores acantilados de la Serra
da Capelada
sirven de telón de fondo a uno de los santuarios más famosos y
visitados de Galicia
desde hace ya varios siglos y que cada
año se viste
de fiesta para acoger una de las romerías más importantes de
Galicia.
Aunque
cualquier
época del año es buena para acudir a San
Andrés de Teixido,
el 30 de noviembre (y los días previos) es una de las fechas más
señaladas por tratarse del día en que se celebra precisamente la
festividad del patrón del lugar. Varios son los ritos que tendrán
que cumplir quienes se acerquen hasta allí tal como se viene
haciendo desde hace siglos.
Primero,
coger
una piedra en el camino para depositarla en alguno de los
“milladoiros” (montículos de rocas depositadas por los
peregrinos) que encontrarán al
paso; besar la pequeña imagen del santo que hay en el interior del
santuario, visitar la fuente milagrosa o confeccionar el ramo de San
Andrés.
Otro
de los ritos del lugar estaba relacionado con la famosa Herba
de Namorar
(hierba de enamorar), aunque en la actualidad se ha visto afectado
por el hecho de que se trata de una especie en peligro de
extinción que
no debe ser arrancada.
La
peregrinación a San
Andrés
se remonta al menos al siglo XII, pero la importancia del lugar como
espacio de culto arranca mucho antes, lo que permite comprobar como,
al igual que ocurre con otras celebraciones, bajo el manto cristiano
se esconden costumbres y supersticiones milenarias.
Ya
en la época de los celtas, esos parajes cautivaron a los moradores
de la zona, que los convirtieron en escenario de diversos rituales
relacionados con el tránsito de la vida terrenal al más allá a
través de los mares.
La
tradición local relaciona estos ritos directamente con la Santa
Compaña
para señalar que las almas en pena que integran esta fantasmagórica
procesión acuden también a San
Andrés de Teixido
buscando la puerta de acceso a la otra vida. De ahí la famosa
expresión “A San Andrés de Teixido vai de morto quen non foi de
vivo”
El
tránsito de la tradición celta al cristianismo no restó misticismo
al lugar e incluso dio origen a más relatos míticos. Uno de ellos
cuenta que el lugar está dedicado a San
Andrés
porque el propio santo pisó esas tierras.
Según
esta leyenda, el santo llegó en una embarcación que naufragó y sus
restos se convirtieron en un un peñasco, conocido como la Barca
de San Andrés
por su parecido con un casco invertido. Otro de los
relatos sitúa a Jesucristo
y a San
Pedro en
Teixido
y cuenta que fue el primero quien ordenó a
San Andrés
permanecer en el lugar asegurándole que nunca la faltaría las
visitas de gentes llegadas de otros muchos sitios.
El
santuario actual, que se comenzó a construir en el siglo XIV y que
sufrió varias reformas posteriores, es la meta de una multitud de
personas que acuden hasta allí para demostrar su fervor, para dar
continuidad a la tradición, para disfrutar de un paisaje cautivador
y, también, para no tener que volver en la otra vida.
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