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sábado, 10 de agosto de 2019

Los Baños de Carratraca

El verano es tiempo también para organizar archivos y ordenar documentos. En esta misión me encontraba, cuando me topé con un reportaje que publiqué en Diario 16 Málaga, el jueves 16 de julio de 1990, en el que resumía los frutos de una deliciosa visita al histórico balneario de Carratraca (Málaga).

Baños de Carratraca.
El origen del balneario de Carratraca se remonta a tiempos inmemoriales. Griegos y romanos ya utilizaron sus aguas minero-medicinales, antes de que los visigodos destruyeran estas instalaciones por las que después pasarían la emperatriz Eugenia de Montijo, Fernando VII, que mandó construir el hotel anexo al actual balneario, Rilke, Lord Byron, Alejandro Dumas, Gustavo Doré, Campoamor, Valera, Muñoz Degrain, Moreno Carbonero, Romero de Torres y Trinidad Grund, entre otros muchos.

Posteriormente a la destrucción por los bárbaros, resurge en tiempos del caudillaje del mozárabe Omar ben Hafsúm, volviendo a desaparecer a consecuencia del enfrentamiento entre árabes y cristianos. A partir del siglo XVI volvería a recuperar su actividad.

Sus aguas declaradas de utilidad pública en el año 1849, llegaron a ser muy apreciadas. Todavía hoy en sus instalaciones se pueden ver detalles que hablan de las distintas categorías que se daban a los baños, dependiendo del precio y de la clase social del agüista. Incluso las tres puertas de acceso a los baños estaban destinadas a usos distintos.

Cuentan que la puerta de la izquierda de acceso al balneario estaba destinada al uso exclusivo de la Emperatriz, la puerta central a los que pagaban y la derecha a los usuarios de beneficencia, ya que existe un privilegio real, que ahora no se ejercita, de que todos los nacidos en Carratraca podían hacer uso gratuito de una de las tres albercas existentes, precisamente la denominada Alberca Real.
Cuando en el año 1972 se hace cargo de la explotación de estas instalaciones una sociedad encabezada por un malagueño, Eduardo Martín Almendros, consejero-delegado y director, tanto del palacio neoclásico que alberga los baños como el bello edificio de reconocido valor histórico que es sede del ahora Hostal del Príncipe, se encontraban en absoluto estado de abandono y con evidentes muestras de haber sido desvalijados.

El máximo esplendor del balneario de Carratraca se alcanza alrededor del año 1860, fecha en la que llegan a existir en la localidad situada a los pies del pico Alcaparain hasta tres casinos, lo que da una idea de la actividad turística del lugar, que durante la temporada del verano era una fiesta permanente.
Pocos años antes en 1836, se había inaugurado el Hotel del Príncipe, mandado a construir por el rey Fernando VII.

Capítulo aparte se podría hablar de las cualidades de sus apreciadas aguas y también de la belleza del entorno natural que rodea las históricas instalaciones. Pero esa cuestión queda para otro día. Añadir que los baños han sido recientemente rehabilitados como gran hotel balneario Villa Padierna.

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