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sábado, 23 de febrero de 2019

La figura de Willy Brandt

Herbert Ernst Frahm nació en Lübeck (Alemania) en 1913 en el seno de una familia de profundas convicciones socialdemócratas. Se unió al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) en 1930, y en 1933 huyó de la dictadura nazi a Noruega donde adoptó el nombre de Willy Brandt. Desposeído de la nacionalidad alemana por el régimen nacionalsocialista en 1938, colaboró con la resistencia y tuvo relaciones con los autores del atentado contra Hitler en 1944.

La genuflexión de Varsovia en recuerdo a las víctimas del Gueto de Varsovia, icono de las 'Ostpolitik' de Willy Brandt. Foto: Fundación Willy Brandt.
Menos conocido es que su leyenda como estadista político europeo comenzó a forjarse en el frente de Huesca (España), en 1937. Para recordar este episodio, el Gobierno de Aragón, en colaboración con la Fundación Willy Brandt y la Fundación Friedrich Ebert editó en 2017 La causa de todos, un volumen en el que se recogen tres textos del que luego sería canciller socialdemócrata sobre su experiencia en España. Se trata de una breve crónica periodística desde el frente de Aragón para diarios noruegos y un par de informes para su partido por primera vez traducidos al castellano. Willy Brandt era periodista.

Añadir que España siguió entre las preocupaciones de Brandt durante el resto de su carrera. Como líder del SPD, en los 70 dio su apoyo al PSOE y apadrinó a dos jóvenes promesas de la socialdemocracia española,  Felipe González y Alfonso Guerra. Años después, González apoyaría la reunificación alemana tras la caída del Muro de Berlín.

Tras volver a Alemania al final de la guerra, recuperó la nacionalidad y se convirtió en un activo militante del SPD. Alcalde de Berlín Oeste de 1958 a 1962 se convirtió en una celebridad internacional por su digno y valiente papel durante la crisis que llevó a la construcción del Muro de Berlín. Acompañó a Kennedy en su célebre discurso "Ich bin ein Berliner".

Presidente del SPD en 1964, fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores en 1966 en un gabinete de "gran coalición" democristiano-socialdemócrata. Finalmente tras vencer en las elecciones accedió a la cancillería en 1969.

Pese a ser un ferviente anticomunista, optó por una postura realista en lo referente a los países comunistas y, especialmente, hacia  la República Democrática de Alemania. Así lanzó una nueva política exterior, conocida como la Ostpolitik que sirvió para reducir las tensiones en la Europa central y llevó a la firma de diversos tratados entre Polonia, Checoslovaquia, la URSS y la RDA con la República Federal de Alemania. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1971.

Se cumplía el gran sueño de Brandt, la Ostpolitik, la reconciliación del Este y el Oeste. Pero tuvo mala suerte y en 1974 tuvo que dimitir porque su asistente personal, Günter Gillaume, resultó ser un espía del otro lado del telón de acero.

¿Qué se siente al saber que la persona en la que más se confía es en realidad un traidor? ¿Qué sentimientos albergaba Guillaume hacia Brandt? ¿Todo lo que en algún momento unió a esos hombres era falso? Ni el mejor libro de espías puede superar esta historia real. No es raro que el conocido dramaturgo británico Michael Frayn (Londres, 1933, autor de títulos tan conocidos como Noises Off y Copenhague) la utilizara como argumento para escribir en 2003 de una de sus piezas más celebradas, Democracia, representada siempre con gran éxito por compañías de todo el mundo.

Posteriormente presidió la Internacional Socialista y como figura de prestigio moral e internacional ayudó a la caída del Muro de Berlín y a la reunificación de Alemania. Murió el 8 de octubre de 1992.

Próximo capítulo: Reivindicando a García Lorca





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