Resumen del capítulo anterior: El
asesinato de John F. Kennedy (1917-1963), trigésimo quinto presidente de los
Estados Unidos, tuvo lugar el viernes 22 de noviembre de 1963, en Dallas, Texas. Tres
investigaciones oficiales concluyeron que Lee Harvey Oswald fue el asesino.
Lee Harvey Oswald fue detenido ochenta minutos después del
asesinato del oficial de policía de Dallas, J.D. Tippit, y fue acusado de la
muerte de Tippit y de Kennedy a última hora de la tarde del día 22 de
noviembre. Oswald negó siempre haber disparado contra el presidente. El caso de
Oswald nunca fue juzgado porque dos días más tarde, mientras era trasladado y
custodiado por la policía, Jack Ruby un gangster de Dallas le disparó y lo
mató.
Lee Harvey Oswald. |
Después de la detención de Oswald y la recogida de pruebas
físicas en la escena del crimen, a las 22,30 horas del noviembre, se ordena al
jefe de la Policía de Dallas Jesse Curry desde Washington, según sus propias
palabras, enviar todo el material al cuartel general del FBI, pero no a Oswald.
El FBI fue la primera autoridad en completar una
investigación oficial. El 9 de diciembre de 1963, sólo 17 días después del
asesinato, el informe del FBI fue entregado a la Comisión Warren. El informe
estableció que sólo tres disparos fueron realizados; el primero impactó sobre
el presidente Kennedy, el segundo en el gobernador Connally, y el tercero en la
cabeza del presidente, matándolo. El FBI estableció que Lee Harvey Oswald hizo
los tres disparos.
La primera investigación oficial del asesinato fue decretada
por el presidente Lyndon B. Johnson el 29 de noviembre de 1963, una semana
después del asesinato. Fue presidida por Earl Warren jefe de la Corte Suprema
de los Estados Unidos, conocida como la Comisión Warren.
El informe final de la comisión fue publicado en septiembre
de 1964, después de 10 meses de investigación. El informe concluyó que no podía
encontrar evidencias persuasivas de una conspiración interna o exterior que implicara
a otras personas, grupos o países, y que Lee Harvey Oswald actuó solo.
Sin embargo muchas evidencias se fueron acumulando en torno
a la posibilidad de una conspiración. El mismo hecho de que Lee Harvey Oswald
fuera un agente de la CIA se analizó en distintos ámbitos.
Esta tesis la lanzó Victor Marchetti, quien en su libro Cult
of Intelligence describió los programas de agentes dobles en los que se habría
encuadrado Oswald. En su declaración ante el Comité Selecto de la Cámara de
Representantes de los Estados Unidos sobre Asesinatos (HSCA) en 1978, James A.
Wilcott, ex-oficial de finanzas de la CIA, afirmó que Oswald fue reclutado
entre los militares por la CIA con el objetivo de colocarle como doble agente
en la URSS. Específicamente fue agente de la Office of Naval Intelligence.
El HSCA ordenó en 1976 una investigación sobre los
asesinatos de John F. Kennedy y de Martin Luther King. Las investigaciones del
comité duraron hasta 1978 y en 1979 emitieron el informe final. El HSCA
concluyó en su informe de 1979, entre otras cosas, que el presidente John F.
Kennedy fue probablemente asesinado como resultado de una conspiración. Además
señaló que fueron efectuados cuatro disparos y que el tercer disparo fue de un
segundo asesino localizado en un montículo de hierba pero falló.
El Departamento de Justicia, FBI, CIA, y la Comisión Warren
fueron severamente críticados por el desempeño de las investigaciones llevadas
a cabo y el servicio secreto fue tildado de deficiente en su protección al
presidente.
Cuando en octubre de 2017 el actual presidente Donald Trump
anuncia la desclasificación como secreto de las investigaciones sobre el
asesinato John F. Kennedy, es la primera vez en la historia que este hecho mantiene ocultos los secretos que
pretendía revelar; encubre más que desnuda, empaña más que aclara. En realidad
la desclasificación sigue clasificada. Ya que se hizo pública solo una parte de
los 3.100 documentos sobre el asesinato de Kennedy que Donald Trump dijo que
iba a dar a conocer al mundo.
Sin embargo Trump
terminó por ceder a las presiones de los organismos de seguridad, en especial
de la CIA y del FBI, y decidió mantener ocultos por otros 25 años 300
documentos que representan el núcleo más sensible del caso y que sí hubiesen
echado luz sobre lo que se llamó, el siglo pasado, “El crimen del Siglo”.
Trump dijo que pese a su intención de revelar todos los
documentos, “dadas las advertencias de los responsables de inteligencia, no
tengo más remedio que aceptar ciertas condiciones antes de causar un daño
irreversible a la seguridad de la nación”.
Entre las preguntas que aún quedan sin respuesta están el
conocer si el asesinato de Kennedy está resuelto, si el 22 de noviembre de 1963
en la Plaza Dealey de Dallas hubo un solo tirador, Lee Harvey Oswald; si un
tirador inexperto como él fue capaz de acertar tres disparos de rifle a un
blanco lejano y en movimiento como era la cabeza del presidente que viajaba en
el Lincoln descapotable, y si todo lo hizo Oswald en ocho segundos con un arma
de recarga manual que requiere volver a apuntar después de cada disparo.
Pero la pregunta fundamental es, si esa historia oficial del
asesinato de Kennedy es real, ¿por qué se ocultaron documentos durante
cincuenta años y por qué otros trescientos seguirán ocultos durante otros
veinticinco?
Próximo capítulo: Los templarios
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