El cementerio redondo de Sayalonga

 

El cementerio redondo de Sayalonga, que en realidad tiene planta octogonal, fue construido a mediados del siglo XIX y presenta numerosos símbolos de la masonería en sus tumbas y nichos, que forman hornacinas en forma de bóveda.

Cementerio de Sayalonga.

La localidad de Sayalonga está enclavada en la comarca de la Axarquía, en el este de la provincia de Málaga. Se halla en las faldas de Sierra Tejeda y Sierra Almijara. Sayalonga es particularmente conocido, además de por otros atractivos, por su cementerio redondo. Su diseño le confiere un curioso aspecto. El recinto es uno de los principales reclamos turísticos de la Axarquía, con más de 3.000 visitantes al año.

Se construyó durante la primera mitad del siglo XIX. El camposanto se levantó siguiendo las directrices de una ley aprobada durante el reinado de Carlos III según la cual, por motivos de higiene, estos recintos debían alojarse en los extramuros de las ciudades y de los núcleos de población.

No se conoce con exactitud el motivo de su forma, pero se han planteado 3 interpretaciones. La primera explicación es que el cementerio se adaptó al espacio que había disponible por aquel entonces. Otra teoría es que trató de imitar al camposanto predecesor ubicado en el patio de la iglesia de Santa Catalina. La tercera hipótesis propone que su aspecto, en apariencia circular, se debe a la intención de que los difuntos no se dieran la espalda entre sí.

Por otro lado, se piensa que el cementerio de Sayalonga tiene su origen en la masonería, es decir, que está inspirado en ella. En este sentido, se cree que en el siglo XII había caballeros templarios localizados en estas tierras, por lo que es posible que Pedro Gordillo, como heredero masón de la orden del temple, realizó la construcción de este cementerio resucitando el alma de esta institución.

La presencia de la masonería en Sayalonga parece confirmarse en el siglo XX, tras comprobar los estatutos de una sociedad conocida como La Iniciación, una logia creada en 1920. Además, dentro del camposanto se encuentran distintos símbolos que pueden ser referidos a la masonería, como la pirámide o los tres escalones. Asimismo, se piensa que el trazado octogonal del cementerio puede estar relacionado con la masonería, ya que en esta institución, el octógono representa el equilibrio y muestra la idea de una obra perfecta.

El Cementerio Redondo de Sayalonga también cuenta con una leyenda basada en una historia real. Hace tiempo, en torno al año 1940, fue a Sayalonga una familia gitana que se dedicaba a la venta ambulante. Esta familia iban recorriendo los pueblos vendiendo productos a sus habitantes y estaba compuesta por un padre, una madre y un niño pequeño.

En su paso por Sayalonga, el chico sufrió un accidente al ser atropellado por un carro de caballos y perdió la vida. Tras la tragedia, los padres decidieron enterrarlo en el mismo pueblo que había fallecido. Durante años, la familia viajaba al pueblo e iban al cementerio para llevarle flores.

Vecinos que viven cercanos al cementerio dicen que en alguna ocasión han podido ver una especie de luz que se mueve por el camposanto. Esta parece que sale de la tumba del niño gitano y recorre el cementerio y sus inmediaciones, para luego volver a su nicho. Además, se comenta que en alguna ocasión han aparecido velas encendidas a los pies de su tumba, sin tener constancia de que nadie haya visitado el cementerio. Esta historia, con sucesos paranormales, crea un mayor misterio alrededor del cementerio de Sayalonga.

Justo a la entrada del recinto se localiza el Centro de Interpretación del Cementerio Redondo, que trata de explicar su forma y sus orígenes. Cuenta con un expositor que muestra una colección de piezas de gran valor histórico. Además, la sala contiene multitud de fotografías y textos explicativos. También junto a su acceso se encuentra un mirador, el Mirador del Cementerio, desde el que se pueden divisar vistas del camposanto y de toda la Sierra de Almijara.