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sábado, 26 de marzo de 2022

Anita Delgado, una historia de cuento

 

La cupletista malagueña que llegó a ser maharaní de Kapurthala y que se aficionó a los libros de viajes y de biografías. También realizó una gran labor humanitaria. Vivió una historia de cuento. La niñez de Ana María Delgado Briones, segunda de las dos hijas del matrimonio entre Ángel Delgado de los Cobos y Candelaria Briones, transcurrió en Málaga con sus padres, su abuela y su hermana Victoria, dos años mayor que ella. En el último decenio del siglo XIX la familia residía en una casa de la calle Peña que pertenecía a la abuela; las dos niñas asistían al colegio de las Esclavas y el matrimonio atendía un café con una sala de juegos y apuestas denominado “La Castaña” en la plaza de El Siglo.


Anita Delgado.


En 1903, Ángel Delgado matriculó a Anita en la Academia Provincial de Declamación de Málaga, dirigida por Narciso Díaz de Escovar, conocido escritor y poeta, “para que pierda la timidez, coja soltura al decir cantares, aprenda a cantar coplas y a escenificar bailes”. El fallecimiento de la abuela en diciembre de 1904, unido a la mala marcha del negocio como consecuencia de la prohibición de juegos de azar en lugares públicos y a la crisis económica que sufrió el país en los primeros años del siglo XX, hizo que la familia Delgado decidiera traspasar el negocio, vender sus propiedades, saldar deudas y, en enero de 1905 emigrar a la capital de España en busca de una vida mejor.

Ya en Madrid, la familia se instaló cerca de la Puerta del Sol y los padres comenzaron a buscar trabajo. Los meses pasaban sin que Ángel encontrase nada y los Delgado vieron que su economía entraba en situación crítica. En 1906, Anita y su hermana empezaron a frecuentar clases de baile español que les impartía una vecina. Una tarde recibieron la visita de varios empresarios que buscaban caras nuevas y jóvenes para su espectáculo. Eran los dueños de un local, frontón por la tarde y teatro de variedades por la noche, que se inauguró con el nombre de Central Kursaal. Se fijaron en la belleza de las dos hermanas y convencieron a Ángel Delgado para que firmase un contrato por el que sus hijas, que se bautizaron con el nombre artístico de “Las Hermanas Camelias”, se comprometían a realizar una función diaria, en calidad de teloneras, a razón de 30 reales por noche.

Madrid se engalanaba ante la próxima boda del rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battemberg, fijada para el día 31 de mayo. Entre los invitados al enlace, formando parte del séquito del príncipe de Gales, llegó a la capital Jagatjit Singh de Kapurthala, un millonario príncipe indio. El príncipe expresó su deseo de asistir a un partido de pelota vasca y, en la misma puerta del Central Kursaal, coincidió con Anita que como cada tarde asistía a los ensayos de la función. Jagatjit Singh se interesó por la joven y, al ser informado de que trabajaba en el local, ordenó reservar un palco.

Cada noche el príncipe asistía a la función. A través de un intérprete hizo llegar a los padres de Anita proposiciones, regalos e invitaciones que siempre fueron rechazados. Tras mucha insistencia consiguió que la muchacha compartiera durante un rato mesa con él. Como es conocido, el día de la boda de Alfonso XIII y Victoria Eugenia, un anarquista lanzó una bomba oculta en un ramo de flores a la carroza de la pareja real, por lo que la mayoría de las delegaciones diplomáticas, alarmadas, abandonaron España. Días después comenzaron a llegar cartas desde Francia. La familia Delgado acudía al grupo de intelectuales que se reunían en el Kursaal para que les tradujeran las misivas. Entre ellos estaban Valle-Inclán, los Romero de Torres, Leandro Oroz y Baroja que pensaron que el príncipe estaba enamorado y aconsejaron a Anita que respondiera a sus cartas. Ella entonces escribió una larga misiva que entregó a Valle-Inclán.

El escritor opinó que por sus deficiencias la carta no se podía enviar y entre todos decidieron redactar un nuevo texto que firmaron con el nombre de Anita y la hicieron llegar a Jagatjit Singh. Es entonces cuando el príncipe propone casamiento a la joven y desplaza a un hombre de su confianza hasta Madrid, con el encargo de convencer a los Delgado para la boda y de organizar el traslado de la familia al completo a París. Comenzó aquí la fase de formación de la futura princesa. Anita vivió primero en París, luego en Londres y Bélgica y fue sometida a un riguroso horario y una férrea disciplina. Recibía clases de francés, inglés, buenas maneras y protocolo; aprendió a vestirse y peinarse, a montar a caballo y a jugar al tenis.


Maharaní de Kapurthala.


Jagatjit Singh y Anita Delgado celebraron a mediados de 1907 un matrimonio civil en París. Meses después, finalizada la educación de la joven y preparada ya para viajar a la India, la futura maharaní se embarcó rumbo a Kapurthala, adonde llegó en la primera quincena de enero del año 1908. La boda tuvo lugar el día 28 de enero y en la ceremonia nupcial recibió Anita el nombre de Prem Kaur. Delgado se convertía en la cuarta esposa del príncipe. Tras la fastuosa boda, bajo el rito sight, Anita Delgado viaja por Europa, escribe el libro "Impresiones de mis viajes a las Indias" y se convierte en una de las mujeres más reconocidas de la alta sociedad europea.

El día 28 de abril del mismo año nació en la capital francesa su primer y único hijo, el príncipe Ajit Singh, quinto de los herederos de Jagatjit Singh. A finales del mismo año la pareja inauguró con grandes fastos L’Elysée, palacio que el príncipe mandó edificar para su esposa española, a imitación de su homónimo francés. En 1911 tuvo lugar en el Durbar de Delhi la ceremonia de coronación del rey Jorge como emperador de las Indias. En ella se concedió a Jagatjit Singh el nombramiento de maharajá de Kapurthala y su esposa, Anita Delgado, pasó a recibir el tratamiento de maharaní. Durante la I Guerra Mundial fueron notorias las colaboraciones de la princesa en favor de la causa francesa, de las tropas indias destacadas en Marsella y de la Cruz Roja.

Anita Delgado permaneció dieciocho años en el Punjab. Durante este tiempo, como esposa favorita de Jagatjit Singh, la maharaní española acompañó al maharajá en todos sus viajes el mundo. En el año 1925, tras una serie de desavenencias entre la pareja, el maharajá propuso a Anita la firma de un generoso acuerdo de separación matrimonial que le permitió instalarse en París y seguir viviendo con el rango de ex-maharaní. En París llevó una vida rodeada de lujos, con constantes desplazamientos a Málaga, Suiza e Italia, lugares donde disfrutó de cortas estancias en compañía de su sobrina Victoria Winans, hija de la hermana de Anita. Su hijo Ajit, que obtuvo el grado militar de teniente coronel, fue educado en Inglaterra y Francia, y más tarde fue agregado militar en la embajada de la India en Argentina hasta que se retiró para dedicarse a administrar su patrimonio y para visitar a su madre de forma habitual.

La exprincesa de Kapurthala pasó parte de la II Guerra Mundial en Portugal y en 1941 regresó a España para instalarse definitivamente en Madrid, sin renunciar a temporadas en Málaga, Biarritz, Laussana, Cannes, Venecia y Deauville, localidad turística francesa situada en la Normandía. En 1949 recibió la noticia de la muerte del maharajá Jagatjit Singh de Kapurthala. Una noticia que provocó en Anita una profunda tristeza que hizo que se refugiase aún más en su amante, su secretario privado, el también malagueño y viejo conocido de la juventud, Ginés Rodríguez de la Segura.

El día 7 de julio de 1962, Ana Delgado Briones fallecía en su piso de la calle Marqués de Urquijo, de Madrid, acompañada de su hijo, su sobrina Victoria y otros familiares. Hay que aclarar que, en contra de lo que indican algunas fuentes, Ana Delgado no murió con una precaria situación económica, sino que en realidad gozaba de una boyante fortuna. Sus restos descansan en la sacramental madrileña de San Justo. El sepulcro es de mármol blanco y está presidido por una cruz y sobre la lápida figuran la daga Sikh y la corona de la Casa de Kapurthala.


Fuente bibliográfica: Pioneras malagueñas. Ramón Triviño.

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