Mastodon Clave Menor: El espejo del Callejón del Gato

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sábado, 31 de octubre de 2020

El espejo del Callejón del Gato

 

Hace ya algunos días un colega de profesión escribía, con motivo del debate de la moción de censura de los ultraderechistas de Vox contra el presidente Pedro Sánchez, que “El choque Unidas Podemos-Vox era el espejo del Callejón del Gato”, una referencia también utilizada por el presidente de los populares, Pablo Casado, en el citado debate, lo que brinda una oportunidad para conocer la curiosa historia del Callejón del Gato.


El Callejón del Gato.


El Callejón del Gato es un pasaje peatonal ubicaddo en el corazón del Madrid antiguo, a pocos pasos de la Puerta del Sol. En esa callejuela, repleta ahora de restaurantes y tabernas, un comerciante instaló a principios del siglo XX dos espejos deformantes como reclamo para atraer clientes.


Sobre el Callejón del Gato existen numerosas leyendas e historias que resultan más que llamativas y que son dignas de conocer. La primera, más novelesca, cuenta que en esta calle existía hace muchos años un coto de caza, donde dieron capyura a un gran gato montés. Con su piel se hicieron unas botas para el Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdova, regaladas por el cardenal Cisneros.


Como modelo se tomó las que había usado Carlomagno. Pero el inconveniente de las botas era que, al estar confeccionadas con de piel de gato, despedían un cierto “tufillo”, imperceptible para el olfato humano, pero absolutamente perceptible y atrayente para los felinos. A ellas acudían cada noche todos los gatos, que se colocaban en la antesala del Gran Capitán a hacer sus “aguas menores“, con lo que el ligero tufillo se convirtió poco a poco en un olor insoportable.

Cuando el Gran Capitán calzaba sus botas, los gatos de la vecindad se iban tras él, lo que le restaba no poco de su marcial apostura, por lo que las regaló a su ayuda de cámara, cosa que no agradó mucho al cardenal Cisneros.


En el Callejón del Gato estuvieron unos espejos hasta hace más de 50 años, de cuya existencia ya daba cuenta Ramón Gómez de la Serna, cuando escribió que “En El Callejón del Gato hubo hasta hace poco, calzados en la pared y del tamaño del transeúnte de estatura regular, dos espejos, uno cóncavo y otro convexo que deformaban en don Quijote y Sancho a todo el que se miraba en ellos”.


La misma reacción causaron los espejos en el lingüista y académico Alonso Zamora Vicente, quien señalaba que “Todos los madrileños que ya no somos muy jóvenes hemos ido a mirarnos alguna vez a los espejos de la Calle del Gato, alboroto infantil permanente, atracción de paseos ciegos y sin rumbo por la ciudad”.


Otas referencias se encuentran en “Luces de Bohemia” de Valle-Inclán publicada en 1924. La escena principal de su obra discurre en el Callejón, cuya denominación oficial es calle de Álvarez Gato, y que une las calles de Espoz y Mina y Núñez de Arce. El protagonista de la obra de Valle, Max Estrella y su amigo Don Latino de Hispalis en estado de embriaguez, se pasean por las calles nocturnas de Madrid terminando en el Callejón del Gato.

Hay que añadir que Juan Álvarez Gato fue un poeta madrileño del siglo XV, cristiano converso, que llegó a mayordomo de la reina Isabel la Católica, uno de cuyos poemas más notorios decía así: “Hoy comienzan mis dolores. Hoy pierde placer mi vida. Hoy será la despedida y la más triste partida que se hizo por amores”.

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