Mastodon Clave Menor: Viaje por la Costa da Morte (I)

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sábado, 29 de febrero de 2020

Viaje por la Costa da Morte (I)

Viajar por la Costa da Morte gallega supone una experiencia vital inolvidable. No solo por sus paisajes, sino también por sus gentes, leyendas y tradiciones.

Los pueblos de la antigüedad consideraron esta región como el umbral del más allá. El origen de su nombre es controvertido. Unos lo vinculan a los centenares de naufragios que acantilados, escollos y tempestades han provocado en este litoral del noroeste gallego. Se documentan más de 640 desde la edad media. Otros justifican el nombre por su papel como confín occidental donde el Sol se oculta cada crepúsculo, donde ”muere” diariamente.

Costa da Morte.
Poblada desde tiempos muy antiguos, la Costa da Morte ofrece muchos alicientes para el viajero. Desde paisajes grandiosos, pueblos de pescadores, parajes con un gran valor ecológico, monumentos, leyendas, música y una gastronomía envidiable.

Existen muchas rutas para visitar la Costa da Morte, una de ellas se puede iniciar por Malpica, un pueblo que se esparce por una pequeña península, en el que destaca su puerto pesquero y su lonja. En el núcleo de Buño es recomendable la visita a su Ecomuseo Forno do Forte, muestra el trabajo de su célebre cerámica.

Muy cerca está el santuario de San Adrián do Mar, que tiene una fuente milagrosa, capaz de curar verrugas, y además es un mirador fabuloso sobre las islas Sisargas, que se hallan justo enfrente.

Luego hay que acercarse hasta Ponteceso. De camino se puede admirar el castillo de Mens, una estética fortaleza del siglo XIV que en la actualidad es una propiedad particular y permanece cerrado a cal y canto al público. En Ponteceso nació en 1835 el gran poeta gallego Eduardo Pondal, figura clave del Rexurdimento, el movimiento que recuperó la cultura y las letras gallegas durante el siglo XIX.

Ahora parece aconsejable desplazarse a Punta do Roncudo, donde se dice que crecen los percebes más sabrosos de toda Galicia. Aunque no son presa fácil, los acantilados están llenos de cruces para honrar a los muchos “percebeiros” que encontraron la muerte en plena faena.

No muy lejos está la Pedra da Serpe, un enigmático petroglifo que representa una serpiente alada. Se ignora su edad y el significado preciso, aunque los lugareños lo vinculan a san Adrián. Según la leyenda, el santo estaba harto del incordio de las serpientes locales, que dio un puntapié en el suelo y las hizo desaparecer bajo tierra. Ese podría ser el significado del petroglifo.

A pocos kilómetros está Borneiro, donde hay que visitar el castro de Cibdá, un recinto amurallado que se alza sobre una colina. Agrupa veintinueve viviendas del siglo II A.C. Durante la excavación del yacimiento se encontraron cuchillos, puñales, hoces, fíbulas, anillos, cuentas de collar que hoy se exhiben en el Museo Arqueolóxico de A Coruña.

Muy cerca se encuentra la aldea de O Allo, donde están las torres do Allo, un pazo del siglo XVI, candidato a ser el más antiguo de Galicia. Los pazos son casas señoriales, a menudo rodeadas por extensos terrenos de labor. Pese a ser construcciones civiles, los pazos suelen incluir elementos militares para su defensa. Las torres do Allo incorporan, además, hórreos, fuentes, una iglesia, bosques y jardines. El edificio central, de estilo renacentista, alberga hoy un centro de interpretación turística.

También es interesante el encuentro con grandes piedras que tendrían intención religiosa y que tuvieron que ver con los cultos a la Diosa Madre. El dolmen de Dombate, en Cabana de Bergantiños, se considera el monumento megalítico más importante de Galicia. Cabana de Bergantiños acoge otros yacimientos notables, como los castros de Sinde, Folgoso, Corcoesto o Anido.

Próximo capítulo: Viaje por la Costa da Morte (y II)

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