Imagen de un nazar. |
Según algunos expertos en esta heterodoxa materia el mal de ojo deriva de la creencia de que
alguien que logra un gran éxito atrae la envidia de quienes lo rodean. Esa
envidia se manifiesta como una maldición que acabará con su buena fortuna.
Esta creencia abarca muchas culturas y generaciones. Hasta
la fecha, una de las compilaciones más exhaustivas de leyendas sobre el mal de
ojo está en el libro The Evil Eye: The
Classic Account of an Ancient Superstition, de Frederick Thomas Elworthy.
Lo cierto es que desde la petrificante mirada de las
gorgonas griegas, despiadado monstruo femenino, hasta los cuentos populares
irlandeses de hombres capaces de hechizar a los caballos con una sola mirada,
prácticamente todas las culturas tienen una leyenda relacionada con el mal de ojo.
El símbolo del ojo está tan profundamente arraigado en la
cultura que, a pesar de sus connotaciones potencialmente paganas, también está presente dentro de textos religiosos como
la Biblia y el Corán.
El mal de ojo trascendió
la mera superstición de la mano de una serie de célebres pensadores que
atestiguaron su veracidad. Uno de los ejemplos más ilustrativos fue el del
filósofo griego Plutarco, quien en
sus Simposios sugirió una explicación
científica señalando que el ojo humano tenía el poder de liberar rayos
invisibles de energía que en algunos casos eran lo suficientemente potentes
como para matar a niños o pequeños animales.
Además, Plutarco afirmó
que ciertas personas poseían una habilidad aún más fuerte para maldecir,
refiriéndose a grupos de personas al sur del Mar Negro. La mayoría de las veces se hacía referencia a personas
con los ojos azules, una rareza genética en el área del Mediterráneo.
Algunos expertos mantienen respecto de la ya citada energía
que a menudo olvidamos una gran verdad, todo lo que miramos, lo alimentamos. La
mirada amorosa hace crecer todo lo que ve con su nutritiva energía; de la misma
manera, que una mirada maliciosa podría causar daño. Probablemente sí, o eso
cree la gran mayoría. Las mismas fuentes aseguran que parece algo banal pero es
un tema serio, por lo menos así lo entendió la humanidad desde el principio.
Para poder defenderse de tales males, el ser humano
desarrolló a lo largo del tiempo todo tipo de amuletos y talismanes siempre con
la idea de hacer retroceder toda la ola de calamidades, alejar la maldición
encubierta y sostener la buena fortuna. El más popular de los amuletos anti mal de ojo es la conocida imagen del ojo
azul cobalto llamada 'nazar'. El nazar de mayor antigüedad que se conoce
es de origen sumerio y data del 3300 a.C.
Presente en Egipto como
el Ojo de Horus, este ojo salvador se
expandió por toda la región del Mediterráneo
y viajó incansable por Oriente y Occidente. El nazar es un símbolo persistente en el tiempo, presente en los navíos
de los etruscos y aún hoy podemos verlo sobre el fuselaje de los aviones turcos.
En la actualidad se utiliza el ojo azul cobalto en todo tipo de objetos, o como
adornos protectores para puertas o ventanas, en fundas de los teléfonos móviles,
ropa, calzado y hasta en los stickers de las historias en Instagram.
También hay otros amuletos que se utilizan para repeler el mal de ojo o la mala suerte, según el
lugar del globo terráqueo que se visite. Uno muy famoso es la mano simétrica de
Fátima o Hamsa, que es un símbolo sagrado tanto en el judaísmo como en el islam
y que tiene el ojo en el medio de la palma de la mano.
Muy buena documentación y referentes históricos a tenor de la contrafundamentación más objetiva, lo primero explicar esta creencia subjetiva ligada a ciertos visos de espiritualidad, un poco alejados de la realidad doctrinal, me oparece oportuno que cites a PLUTARCO, por ejemplo, todo depende de las etapas desde las que fundamentar lo verdadero o lo falso. Lo desconocía en profundidad, gracias por el post. Un abrazo, Ramón.
ResponderEliminarGracias a tí por seguir el blog. Saludos
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