Mastodon Clave Menor: Los trapos sucios del Opus Dei (y III)

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sábado, 21 de diciembre de 2019

Los trapos sucios del Opus Dei (y III)

Para cerrar esta primera parte de la investigación sobre el Opus Dei, una vez analizada su configuración y estructura financiera, se aborda la relación de la Obra con el poder político en España.

Algo más de los 90 años después de su fundación, la orden religiosa más influyente de España se resiste a perder sus puestos clave en la estructura política, económica y empresarial de este país. Gracias a una férrea organización interna, siguen funcionando como uno de los lobbies más importantes del Estado.

López Bravo, López de Letona, López Rodo, ministros del Opus Dei en los gobiernos del general Franco.

El Opus Dei es sinónimo de poder, influencia y, al mismo tiempo, de hermetismo. No es muy habitual, como ya se ha escrito aquí,  que numerarios o supernumerarios hagan pública su condición de miembros de la Obra.

El mejor ejemplo está en las filas del Partido Popular, el partido político que más representantes de la Obra acoge. Sin embargo, también hay miembros en formaciones ubicadas en otros partidos, como es el caso de la antigua Convergencia Democrática de Catalunya o de Eusko Alkartasuna, ahora integrada en EH Bildu.

Amparados en ese silencio, los integrantes de esta institución ultraconservadora de la Iglesia Católica se dedican a desarrollar las tareas propias de un grupo de presión. Hoy continúan en los consejos de dirección de grandes empresas, e incluso mantienen la presidencia en importantes bancos, como por ejemplo  Isidro Fainé, considerado próximo al Opus, que sigue al frente de la Fundación La Caixa. La familia Botín, propietaria del Santander, también tiene importantes vínculos con la prelatura.

Además es posible encontrar a miembros del Opus Dei en los principales ámbitos judiciales del país. Fiscales, abogados del Estado o magistrados del Tribunal Constitucional son algunos de los cargos que han alcanzado distintos juristas que se confiesan seguidores de Escrivá de Balaguer.  Si bien la red continúa activa, el lobby que representa el Opus se enfrenta ahora un problema biológico, sus integrantes se van haciendo mayores y no se observa una clara línea de renovación en su seno, sobre todo por la ausencia de nuevas vocaciones.

El escándalo Matesa quizá fuera la espoleta que hizo estallar la relación del franquismo con el Opus Dei. En los gobiernos de Franco, entre 1957 y 1975, hubo más de media docena de ministros ligados al Opus, con nombres tan conocidos como Mariano Navarro Rubio, Hacienda; Alberto Ullastres, Comercio; Gregorio López Bravo, Industria y Exteriores; Juan José Espinosa, Hacienda; Faustino García Moncó, Comercio; Laureano López Rodó, Plan de Desarrollo; Vicente Mortes, Vivienda y Fernando Herrero Tejedor, Movimiento. La mayoría de ellos agrupados bajo el nombre de tecnócratas.

Manuel Fraga aprovechó la vinculación de Vilá Reyes, consejero delegado de Matesa, al Opus Dei, aunque siempre dijo no ser  miembro, y a los ministros económicos que pertenecían a la organización para saltar a la yugular de sus adversarios políticos. El proceso tomó cuerpo tras un Consejo de Ministros celebrado en A Coruña el 14 de agosto de 1969 tras el que se destituyó a los responsables del BCI y se ordenó una comisión de investigación en las Cortes.

Lo que el impetuoso político gallego no imaginaba es que, meses después, el 29 de octubre, el caso iba a suponer su salida del Ejecutivo en una maniobra muy a la gallega de Franco, quien tiró por la calle del medio y reformó de arriba abajo el Gabinete con la sustitución de 13 de los 18 ministros. Pagaron los que habían sido desleales (los llamados azules) y los que se equivocaron (los denominados tecnócratas) según el testimonio de un  testigo que vivió los acontecimientos de cerca.

Aunque, sin embargo,  el espíritu del Opus Dei ha estado presente hasta la actualidad en la vida española.  El 26 de febrero de 2017 el digital Público  presentó una lista con 74 nombres relevantes de este grupo ultra católico en España. Entre ellos, Luis de Guindos,  exministro de Economía; Jorge Fernández Díaz, exministro de Interior; Federico Trillo, exministro de Defensa y exembajador en Londres; Fernando Martí, presidente del Consejo de Seguridad Nuclear;  Juan Cotino, expresidente de las cortes valencianas y José Manuel Romay Beccaría, expresidente  y letrado del Consejo de Estado.

Además de Isabel Tocino, exministra de Medio Ambiente entre 1996 y 2000 y miembro del consejo de administración de Ence y Enagás; Arsenio Fernández Mesa, exdirector general de la Guardia Civil y ahora consejero de Red Eléctrica; Ignacio Cosidó, exdirector general de la Policía; Carlos Aragonés, ex jefe de gabinete de José María Aznar y actual diputado por Madrid; Andrés Ollero, catedrático y magistrado del Tribunal Constitucional; y el ya fallecido Jesús Cardenal, exfiscal general del Estado; y así hasta cerca del centenar de nombres conocidos en todos los ámbitos.

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