Los cambios culturales en los años 60 se produjeron a un
ritmo desorbitado. En unos años el éxodo desde los pueblos a las
grandes ciudades había saturado las grandes urbes, dando como resultado el
nacimiento de una sociedad consumista, donde los medios de comunicación cumplen
un papel determinante.
Es la primera vez que a los jóvenes se les reconoce como una
parte más de la sociedad, ahora tenían una categoría social y cultural, alguien
a quien tener en cuenta en sus opiniones. Todo esto fue posible gracias a
los movimientos contraculturales que comenzaban a aparecer, la
famosa cultura underground y los movimientos juveniles que siguieron
como fue el movimiento hippie.
Protestas estudiantiles en el centro de París. |
Es la época de los Rolling Stone y
sus canciones protesta, los Beatles o Bob Dylan. Unos movimientos que
cuestionaban el mercado de consumo y abogaban por la libertad y la paz. Autores
como Reich, con su “Revolución Sexual”, fueron la base del movimiento hippie,
o Guy Debord con “La Sociedad del Espectáculo”. Unas obras muy
críticas con los sistemas educativos que solo permitía a las élites acceder a
la mejor educación, creando auténticas generaciones de afortunados.
El Mayo del 68 comienza el viernes día 3, cuando un
grupo de estudiantes se reúne en la Plaza de la Sorbona, dentro del
histórico Barrio Latino para protestar en contra del sistema
universitario. Allí comenzó a unirse gente provocando la presencia inevitable
de la policía la cual concluyó por detener a una serie de estudiantes.
Estos hechos generaron una convocatoria aún mayor, siendo
miles de estudiantes y trabajadores los que protestaban y hacían huelga. Esto
provocó un duro enfrentamiento con la Policía que bajo las órdenes
de Charles de Gaulle se multiplicaba cada vez más. El resultado fue más
que lamentable, ya que se generó una batalla campal contra la Policía y
posteriormente una huelga general de estudiantes y diez millones de
trabajadores franceses, que paralizaron por completo la nación vecina. Los obreros
principalmente a través de la Confederación General del Trabajo (CGT)
secundaron el paro, a pesar de su oposición inicial.
El Gobierno se convirtió en el símbolo del enemigo
del pueblo, debido a la cantidad de arrestos cometidos (se estima que superaron
las 450 personas) y a la presencia de la policía, a la que se culpaba de
generar ataques violentos contra los manifestantes (aproximadamente 500 heridos
según las cifras oficiales y otros 500 policías heridos).
El 13 de mayo la policía abandona las calles, los
estudiantes son liberados, pero el fuego ya está encendido, de modo que los
huelguistas se unen para ocupar la Sorbona, decorándola con banderas rojinegras
con retratos de Marx, Lenin, Mao, Fidel Castro y
el Che Guevara, bajo el eslogan más representativo: ”Interdit d’interdire” (Prohibido
prohibir).
Simultáneamente, se ocupó la Escuela de Bellas Artes,
la cual se dedicaba a realizar afiches en contra de la burguesía que
irónicamente luego fueron adquiridos por ricos coleccionistas.
Tras un mes de protestas y una secuencia de huelgas que
literalmente frenaron el país, se logra la calma mediante la esperada
disolución de manifestaciones en el momento en que se obtuvo una
promesa acompañada por mejores salarios y condiciones para los
trabajadores. De este modo se logró desconvocar completamente las huelgas.
El Mayo francés de 1968 supuso un acontecimiento
de difícil clasificación. Al considerarse un hecho bastante espontáneo, sin un
objetivo fijo y compuesto por muchos grupos sociales con diferentes intereses,
es muy difícil discernir si finalmente tuvo éxito o no. Si usamos como hilo
conductor su oposición al gobierno de Charles de Gaulle, antes mencionada, la
victoria del movimiento no fue completa.
El presidente se negó a dimitir a pesar de las presiones,
pero sí aceptó convocar unas elecciones, en las que los aliados de De
Gaulle ganaron de nuevo, pero él siguió siendo enormemente criticado y
considerado como una figura anclada en el pasado que debía dar paso a las
nuevas generaciones.
Finalmente, De Gaulle renunciaría a la presidencia casi
un año después de los eventos de mayo de 1968, en abril de 1969, después
de perder un referéndum y de que su plan de reformas fuera rechazado por el
Senado, muriendo un año después. Por lo tanto, en el ámbito político, aunque
Charles de Gaulle acabó dejando la presidencia, no se puede decir que el
movimiento tuviera un gran éxito.
Se produjeron algunas reformas, sobre todo a partir de 1969,
pero la conflictividad laboral continuó siendo muy intensa en Francia y,
en otros países donde también tuvieron lugar protestas de distinta
consideración tras los estallidos de París, como Suiza, la República Federal
Alemana, Estados Unidos o México, entre otros, tampoco se produjeron
importantes cambios tras su final.
Por otro lado, después de la convocatoria de
elecciones, el movimiento fue perdiendo fuerza paulatinamente y, al
mismo tiempo que los trabajadores volvían a sus puestos y los estudiantes a las
aulas, el gobierno central recuperó poco a poco el control de la situación. Se
retomó el control de la Sorbona y se tomaron diversas medidas de represión para
que no se volvieran a producir desórdenes.
Así, por ejemplo, se declararon ilegales numerosas
organizaciones de izquierdas y cualquier concentración considerada peligrosa fue
duramente reprimida, como la que se produjo el día de la Bastilla, semanas
después del fin de mayo de 1968. Pasados los meses de junio y julio de 1968, se
produjeron muy pocos cambios y la revolución de Mayo de 1968 tuvo muy poco
efecto en términos políticos.
Sin embargo, si lo miramos desde una perspectiva social
y cultural, las protestas de Mayo de 1968 se convirtieron en todo un mito.
Visto a la vez como la última gran revolución romántica en busca de la libertad
individual y social y, al tiempo, como una visión de los problemas que se
pueden esconder dentro de los movimientos sociales de tipo anárquico. El Mayo
del 68 sigue siendo uno de los referentes más importantes de la segunda mitad
del siglo XX.
Información elaborada con datos obtenidos de la web
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