Siguiendo en el empeño de
divulgar detalles de la Historia, hoy se
aborda aquí el final de la I Guerra Mundial que tuvo lugar el 11 de noviembre
de 1918, pronto hará 100 años, gracias al armisticio de Compiègme.
Según la información aportada por
el periodista Eduardo Ruíz-Healy, en la citada fecha se firmaba en Francia el
armisticio entre las fuerzas aliadas y Alemania. El objetivo era poner el punto
y final a las hostilidades. Los principales firmantes fueron el mariscal Ferdinand
Foch, comandante en jefe de las fuerzas de la Triple Entente, y el
representante alemán, Matthias Erzeberger.
Soldados celebrando el fin de la
Primera Guerra Mundial.
Foto: Archivo de la revista Life.
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Cerca de 9 millones de soldados
perdieron la vida, 21 millones resultaron heridos y casi 10 millones de
civiles murieron, víctimas de la guerra. Los dos países más afectados fueron Alemania
y Francia, quienes enviaron a los campos de batalla aproximadamente al 80 por
ciento de su población masculina entre los 15 y 49 años de edad.
En 1914 había estallado la guerra
más mortífera habida hasta entonces en Europa. Las razones de un conflicto
bélico de esta magnitud hay que buscarlas en las rivalidades económicas y
coloniales entre las grandes potencias y en los conflictos y reivindicaciones
nacionalistas en el seno del continente.
La Primera Guerra Mundial
enfrentó a dos bloques de países, los aliados que formaban la Triple Entente (Francia,
Inglaterra y Rusia, a los que se unieron entre otros Bélgica, Italia, Portugal,
Grecia, Serbia, Rumanía y Japón) y las potencias centrales de la Tripe Alianza
(el Imperio alemán y el Imperio austrohúngaro, apoyados por Bulgaria y Turquía).
Aunque todo el mundo pensó que
sería breve, la Primera Guerra Mundial se prolongó por espacio de cuatro años
(1914-1918). Tras una fase de estancamiento en que la muerte de centenares de
miles de soldados en las trincheras apenas movió los frentes, en 1917 los Estados
Unidos entraron en la guerra en apoyo del bando aliado, que resultaría el
vencedor.
Las tensiones de la guerra
propiciaron en octubre de 1917 el triunfo de la Revolución Rusa, la primera de
las revoluciones socialistas, que se convertiría en referencia para las
organizaciones y partidos de la clase obrera en el siglo XX. Con la devastación
demográfica y económica ocasionada por la Primera Guerra Mundial se inició el
declive de la Europa occidental en favor de nuevas potencias emergentes: los Estados
Unidos, Japón y la URSS.
Después del armisticio, en 1919
fue firmado el tratado de paz de Versalles, en el que se obligaba a Alemania a
reducir sus tropas a la mitad, pagar grandes indemnizaciones a los países
vencedores, ceder la totalidad de sus colonias y devolver Alsacia-Lorena a Francia.
Sin embargo, el tratado no alcanzó
su objetivo. Alemania manifestó que había firmado el armisticio con falsos
pretextos, creyendo que la paz era una “paz sin vencedores”. Por lo que el resentimiento
de Alemania hacia el tratado y sus autores se considera una de las causas de la
Segunda Guerra Mundial, que se desarrolló dos décadas más tarde.
Próximo capítulo: Los
ajusticiamientos de la Rosa Blanca.