Durante los últimos meses y, especialmente, durante las
últimas semanas, demasiado a menudo, se escuchan o leen informaciones en
numerosos medios de comunicación que exponen diferentes teorías sobre la
existencia de una conspiración
internacional, a través de las redes sociales. El objetivo sería crear una
enorme cortina de humo que impida a los ciudadanos enterarse con facilidad de
los hechos de la actualidad, a la vez que obstaculizar la necesaria reflexión.
La citada nueva teoría de la conspiración se antoja poco sólida.
Como ha explicado recientemente el periodista, especializado
en comunicación digital, Javier Pérez
Gontán, a través de Público, “los
medios de comunicación aplican el término hacker
para referirse a criminales informáticos que dedican su tiempo a producir
virus informáticos y a lucrarse personalmente gracias a sus habilidades y
conocimientos sobre la Red”. Cuando la
realidad es que, frecuentemente, los hackers
participan en todo tipo de actividades altruistas y solidarias, como la
producción de software libre, la defensa de la libertad de información y la
colaboración con movimientos sociales y ciudadanos, explica Pérez Gontán. Por lo que en verdad los hackers serían todo lo contrario de lo
que imaginamos o nos quieren hacer creer.
Parece que los hackers forman parte de una nueva teoría de la conspiración. |
Un ejemplo de manipulación informativa se produjo el sábado
día 18 de noviembre durante la emisión del otrora prestigioso programa de TVE, “Informe Semanal”, que en su reportaje titulado El arma perfecta trató de revalidar la tesis, nunca confirmada por
nadie mediante bases sólidas, de que presuntos hackers rusos estarían llevando a cabo, desde hace tiempo, una
campaña contra la cultura y los valores de occidente y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid,
centraron la actuación de los presuntos terroristas
informáticos en Cataluña y su procés independentista.
Como se expuso en el suplemento de información de televisión
del digital eldiario.es, la creencia
de la supuesta injerencia extranjera, consistente en noticias falsas lanzadas
contra los intereses del Gobierno de
España, se basó en un análisis de la universidad norteamericana de George Washington, que revela que se usaron miles de cuentas de
internet para propagar una imagen negativa de España antes y después del referéndum ilegal y separatista".
De este presunto hecho, se dedujo a continuación que las
elecciones del 21-D “pondrán a prueba la seguridad ante los ciberataques que se
puedan producir desde ubicación rusa o venezolana", aunque desde el mismo
programa de TVE, posteriormente, se
reconoció “que aún no ha sido clarificada la "influencia real que han
tenido los hackers".
Una línea informativa en la que el diario El País también parece centrado en los
últimos meses, especialmente su director adjunto David Alandete, que una y otra vez ha profundizado en la presunta
teoría de la conspiración sobre el apoyo de redes digitales rusas al
independentismo y sobre los hackers
de países en la órbita rusa a la logística de la consulta, aunque la única
realidad palpable fue el ataque a las páginas webs de grupo PRISA, en la madrugada del 25 de
octubre, que según el propio grupo de comunicación se produjo como una
represalia por una información que reveló sobre la visita a Barcelona de un político de Osetia del Sur, región georgiana aliada
de Moscú.
El domingo día 19, el mismo David Alandete, publicaba una información bajo el título “Un grupo
de eurodiputados prorrusos agita el independentismo catalán desde Bruselas”, en
la que se detallaba una lista de europarlamentarios que llevan años tratando de
exacerbar la crisis territorial española.
La nueva teoría de la conspiración, no hay que olvidar que
la anterior resultó ser una auténtica falacia, sin embargo está logrando
obtener su principal objetivo. Hacer crecer el miedo y la confusión entre buen
número de ciudadanos, así como la preocupación, autentica o postureo, de los gobiernos
Occidentales.
Un ejemplo claro estuvo en las últimas elecciones
holandesas, donde el Gobierno acordó
realizar el escrutinio de los votos de forma manual, por los métodos
tradicionales y excluyendo los ya habituales medios informáticos. Ese temor
parece extendido tras el proceso electoral en Estados Unidos, donde resultó elegido Donald Trump y que quedó impregnado por las dudas, después de las
revelaciones del FBI sobre Hillary Clinton.
Otro claro ejemplo del estado de la cuestión también está en
lo dicho por el presidente del Gobierno
de España, hace pocos días ante los
micrófonos de la Cope. Mariano
Rajoy dijo textualmente "no
tengo ningún dato que me diga que está detrás el Gobierno ruso, ninguno", para después dejar cierto aire de
intriga al añadir, “desde mi responsabilidad como presidente, solo puedo dar
datos contrastados”.
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