A 15 kilómetros de Lalín (Pontevedra) se encuentra el Santuario de la Virgen de O Corpiño, al que cada 23 y 24 de junio acuden en masa los fieles para curarse del "meigallo" o embrujamiento, o para que se les practiquen exorcismos. Durante esos días, en el santuario se escuchan gritos, insultos, blasfemias..., y los ‘poseídos’ sufren convulsiones, hasta que son exorcizados.
Santuario de O Corpiño. |
Este santuario, más conocido simplemente como O Corpiño, está situado en la parroquia de Santa Baia de Losón, en el municipio de Lalín, en una pequeña colina en el valle del río Deza, y su origen se remonta al siglo VIII.
Según cuenta la leyenda, un ermitaño que vivía en una choza, o una gruta, en el monte Carrio, en cuya falda se ubica hoy el santuario, tenía gran devoción por la virgen María y predicaba y fomentaba su culto por toda la comarca. Los vecinos le escuchaban con gran atención y su vida de aislamiento y penitencia era objeto de curiosidad y respeto por parte de ellos.
Cuando en el año 997 Almanzor destruyó Santiago de Compostela y arrasó parte de Galicia, los cristianos huyeron de estas tierras y tanto el cuerpo del ermitaño como la capilla fueron destruidos y olvidados durante varias generaciones, hasta 1191.
Un día, unos jóvenes pastores se refugiaron de una tormenta en las ruinas de la capilla y se les apareció la virgen. Y aunque nadie les creyó, la virgen volvió a aparecerse, primero a la vecina más devota del pueblo y el 24 de junio a todo el pueblo, que había acudido para observar el milagro. Antes estas apariciones, se construyó una nueva capilla que pasó de lugar de descanso de un ermitaño a centro de peregrinación.
Las peregrinaciones se celebran durante todo el año, llegando a contabilizarse más de 150.000 peregrinos anuales, aunque alcanzan su punto álgido durante la romería que se celebra en torno al 23 y 24 de junio, cuando miles de personas se reúnen en busca de remedio para sus dolencias, especialmente los afectados por enfermedades relacionadas con los hechizos, los meigallos o las posesiones demoniacas.
Aunque parece que los exorcismos han estado relacionados con el santuario desde su inauguración, la fama de O Corpiño surgió a principios del siglo XX de manos de uno de sus párrocos, el padre Ulloa, quien enseñó este arte a su sucesor, el padre José Donsión, que fue quien popularizó ante el mundo los rituales del exorcismo que se celebraban en el santuario, dejando incluso que los medios de comunicación asistiesen a los mismos.
Durante años, legiones de personas se congregaban, y se congregan, para solicitar los ritos del párroco. Donsión los ponía a todos en fila, los bendecía con la cruz y con agua bendita, y según su reacción, sabía si el caso iba más allá de una enfermedad mental
Años atrás, supuestos endemoniados se presentaban mordiendo, babeando y vociferando blasfemias a las puertas de la iglesia, en un espectáculo que era la tónica habitual. En aquella época, por falta de conocimiento, muchas familias llevaban a sus seres querido enfermos creyendo que estaban poseídos, pero con el avance de la ciencia, la mayor parte de los supuestos casos de endemoniados se ha demostrado que son enfermos psiquiátricos o con dolencias diferentes.
A pesar de todo, el actual párroco reconoce que, aunque ahora se hacen muchos menos exorcismos que hace 100 años, todavía se siguen realizando.
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