Mastodon Clave Menor: Castillo de Pambre

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sábado, 25 de mayo de 2024

Castillo de Pambre

 

En el municipio de Palas de Rey (Lugo) se alza el Castillo de Pambre, una fortaleza levantada en el siglo XIV por Gonzalo Ozores de Ulloa sobre un promontorio rocoso que refuerza su carácter defensivo.


Castillo de Pambre.


De planta cuadrada, los extremos de su muralla están rematados por cuatro torres de flanco. En el interior se sitúa la torre del homenaje, de 11 metros de alto y tres plantas. Entre sus rasgos característicos, además de la estructura de la propia fortaleza, está el hecho de que en su interior se conserva la capilla románica de San Pedro.

Pambre, al igual que otros castillos gallegos, es uno de los protagonistas de los acontecimientos que tuvieron lugar en Galicia entre los años 1467 y 1469, conocidos bajo la denominación de Gran Guerra Irmandiña. Este conflicto de carácter social y político en el que el pueblo se reveló contra la opresión ejercida por la nobleza se caracterizó por la toma y derrumbe de las fortalezas, consideradas símbolo de una sociedad feudal marcada por las diferencias entre nobles y vasallos. Pambre fue un ejemplo de supervivencia en el contexto de esta parte esencial de la historia de Galicia, hasta el punto de ser el único castillo gallego que se mantuvo en pie tras los ataques.

Después de estos sucesos, el castillo ejerció diferentes roles como centro de custodia del Camino de Santiago, lugar de cobro de impuestos y centro de explotación agrícola.

El castillo también alberga una leyenda que cuenta que era habitado por un poderoso señor, padre de dos bellas doncellas. Tenía la costumbre de alojar en su castillo a los nobles que pasaban por allí haciendo el Camino de Santiago. Les agasajaba para hacer más llevadero lo que les restaba de la ruta. En una ocasión, llegó hasta allí un peregrino casi moribundo. Era un caballero francés que había enfermado ya en las últimas etapas del camino.

Las dos doncellas hijas del señor del castillo cuidaron del guapo y joven peregrino. Ambas se enamoraron de él en silencio. Cada una no sabía lo que sentía la otra por el hombre, que una vez recuperado, se fijó en una de ellas. La otra no tuvo más remedio que resignarse y dejarle el camino libre a su hermana.

Sin embargo, la leyenda dice que la muchacha nunca perdió la esperanza de que apareciera algún día el amor de su vida por la senda de los peregrinos. Pasaba la mayor parte del tiempo sin moverse de la torre, mirando desde allí hasta el infinito, hasta que un día la encontraron con su mirada clavada en el horizonte, muerta y fría.

El castillo fue restaurado recientemente y abierto al público, albergando una exposición que permite conocer el monumento en su contexto.

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