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sábado, 28 de junio de 2025

Escenario de Juego de Tronos

 

El Castillo de Zafra, enclavado en la localidad de Campillo de Dueñas (Guadalajara) en mitad de la Sierra de Caldereros, es un magnífico ejemplo de castillo roquero del siglo XII. Sus muros se alzan sobre la roca, resultando espectacular la vista de la torre del homenaje desde su base. Lo más sorprendente de la torre del homenaje es su forma circular, un tanto atípica en las fortalezas españolas.


Castillo de Zafra.


Parcialmente restaurado, en el patio de armas se conserva el aljibe y la torre del homenaje que presenta una puerta gótica de arco apuntado. Su interior dispone de una escalera de caracol que permite acceder a la terraza superior.

En el siglo XVI se mantiene como un castillo de los más fuertes del reino, que contaba y asombraba a todos por lo difícil de su acceso, lo ingenioso de su entrada y la capacidad de albergar en un determinado lugar -hoy desconocido, quizás en el interior de la roca- a más de 500 hombres.

La fortificación aparece citada en el primer Fuero de Molina, dado por Manrique de Lara, por lo que se le supone un origen de fortaleza árabe. Durante los tiempos del rey Fernando III el Santo, el tercer señor de Molina, Gonzalo Pérez de Lara, rebelado contra el monarca, se refugió en él. Dada la inexpugnabilidad del castillo, hubieron de pactar la “Concordia de Zafra”, por la cual la actual Molina de Aragón pasaría a formar parte de la corona de Castilla a la muerte de Don Gonzalo, perdiendo su condición de independiente.

Como curiosidad destacar que en 2016, se rodaron allí escenas para la sexta temporada de la popular serie Juego de Tronos. En el capítulo tres, en una escena larga de más de cinco minutos, el castillo aparece como "La Torre de la Alegría".

El castillo siguió siendo propiedad del Estado español hasta 1971, cuando se vendió en una subasta por 30.000 pesetas. Su comprador fue Antonio Sanz Polo. Su familia había guardado los documentos de la tutela de Juan de Hombrados durante más de cuatrocientos años, transmitiéndolos de generación en generación. Sin embargo, en ese momento el castillo estaba completamente en ruinas. Sólo puede visitarse su exterior. Uno de los mejores momentos para visitar la fortaleza es por la noche, debido a la claridad del cielo en la zona. La perspectiva del castillo bajo la Vía Láctea es mágica.

DATOS

El blog ‘Clave Menor’ inició su publicación en el mes de diciembre del año 2017. Desde entonces ha pasado por diversas etapas en su temática, procurando siempre ser fiel a su principio de ‘bucear en las curiosidades de un mundo que va demasiado deprisa’. Desde sus comienzos ‘Clave Menor’ ha sido visitado por 57.305 lectores únicos que se han asomado a sus 313 entradas. Curiosamente la mayoría de sus lectores se localizan en Estados Unidos (25 por ciento) y España (17 por ciento), mientras que el 43 por ciento restante se distribuye por distintos países de América y Europa. 

Hoy se cierra una nueva temporada del blog y la nueva se iniciará a partir del próximo mes de septiembre. Saludos y felices vacaciones.

sábado, 21 de junio de 2025

El monasterio que viajó a USA

 

El Monasterio de Santa María de Óvila, ubicado en Trillo (Guadalajara) fue vendido en 1928 por el Estado a un particular por 3.000 pesetas de la época. Éste, a su vez, lo vendió en 1931 al magnate norteamericano William Randolph Hearst. Fue desmontado piedra a piedra y enviado a Estados Unidos.


Monasterio de Óvila.


Aunque parte del monasterio quedó en Trillo, de nada sirvieron las cartas que el historiador Francisco Layna envió entonces a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y a la Real Academia de la Historia alertando del “expolio” y la “expatriación” de Óvila. El Gobierno de la República reaccionó tímidamente y tarde declarando en junio Monumento Nacional las ruinas de Óvila, cuando ya había sido exportado.

En 1941 el multimillonario vendió los restos del monasterio alcarreño a la ciudad de San Francisco por 25.000 dólares, y las piedras acabaron dispersas en un museo y un parque donde fueron objeto de nuevos expolios y actos de vandalismo, excepto su portada manierista que en 1965 fue instalada en el Hearts Court del De Young Museum de San Francisco. En 1994, lo que quedaba de la capilla fue adquirido por los monjes cistercienses de New Clairvaux (California), que durante más de diez años han recogido donativos para su reconstrucción, que comenzaron en el 2000.

El Monasterio de Santa María de Óvila, ubicado junto al río Tajo, es un antiguo cenobio cisterciense fundado en 1175 por Alfonso VIII para repoblar y cristianizar zonas recién reconquistadas. Su construcción comenzó en 1181, contando con iglesia, claustro, sala capitular y dependencias monacales, todas incorporando estilos arquitectónicos diferentes, desde el románico gótico hasta el plateresco.

Con el despoblamiento local y las guerras de los siglos XV–XIX, el monasterio entró en declive, perdió bienes, sufrió incendios (siglo XVIII), funciones parroquiales durante la Guerra de Sucesión y daños en la Guerra de la Independencia. Finalmente, en 1835 la Desamortización lo exclaustró y se vendieron sus bienes documentales y artísticos.

Como ya se ha explicado, en 1931, William Randolph Hearst compró el conjunto y lo desmontó piedra a piedra para su villa californiana, aunque el proyecto se abandonó. Las partes se dispersaron en almacenes de San Francisco y Golden Gate Park. En la década de los 90 del siglo pasado los monjes de la abadía de New Clairvaux (California) recuperaron las piezas y, con la ayuda del arquitecto José Miguel Merino de Cáceres, reconstruyeron la sala capitular gótica, considerada una de las más antiguas estructuras góticas en EE. UU.

En Trillo quedan únicamente restos de los muros, arquerías renacentistas, cimientos, una nave convertida en almacén… todo en estado abandonado y privado, pese a estar catalogado como Bien de Interés Cultural.