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sábado, 13 de diciembre de 2025

Tribunal de Sangre

 

En 1567, Felipe II envió a Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba, a los Países Bajos con el encargo de sofocar la rebelión calvinista y restablecer la autoridad real.Tras la iconoclasia de 1566, destrucción de imágenes católicas por parte de protestantes, el duque interpretó que el territorio estaba en rebeldía y herejía.


Fernando Álvarez de Toledo.


Apenas llegó a Bruselas, creó un tribunal extraordinario en septiembre de 1567 llamado el Consejo de los Tumultos (Raad van Beroerten), que la población pronto apodó Tribunal de Sangre (Bloedraad). No era un tribunal ordinario ya que actuaba al margen de los derechos tradicionales de los Países Bajos, conocido como de los privilegios, lo que lo hacía aún más temido.

El tribunal estaba compuesto por juristas españoles y flamencos leales al duque, y presidido por el propio Alba y su lugarteniente, Juan de Vargas. Investigaba y juzgaba a quienes hubieran apoyado o simpatizado con la revuelta, la herejía protestante o las protestas contra el rey. Los procedimientos eran sumarios, sin garantías, sin apelación y con sentencias durísimas, que a menudo acababan en la horca o el patíbulo.

El Tribunal de Sangre radicalizó a los neerlandeses por lo que muchos nobles y burgueses que aún eran leales a España se unieron a la revuelta. Supuso el inicio formal de la Guerra de los Ochenta Años (1568–1648), que culminaría en la independencia de las Provincias Unidas (actuales Países Bajos).
La reputación del duque de Alba quedó marcada para siempre: en la historiografía protestante y luego liberal se convirtió en símbolo de la represión y la tiranía española.

sábado, 6 de diciembre de 2025

El consultorio de Elena Francis

 

El Consultorio de Elena Francis fue un programa mítico de la radio española, muy relevante socialmente. El Consultorio empezó sus emisiones alrededor de 1947 desde Radio Barcelona, y se mantuvo en antena hasta 1984. Se presentaba como un espacio de “consejos” para mujeres que se impartían a través de cartas que enviaban los oyentes, muchas veces mujeres con problemas personales, familiares, sentimentales o domésticos, la “señorita Francis” leía sus dudas en antena y daba respuestas.
Las consultas podían abarcar temas variados, desde cuestiones de hogar, belleza o relaciones de pareja, hasta cuestiones de moral, sexualidad, conflictos familiares… lo que en muchos casos ilustraba los problemas reales de miles de mujeres en la España de posguerra y franquista.


El consultorio gozó de una gran popularidad.


 Aunque Elena Francis sonaba como una mujer real, en realidad era un personaje ficticio. Todas las respuestas las redactaba un equipo de guionistas, desde 1966, el periodista Juan Soto Viñolo. Las voces que le daban vida también cambiaron con los años. Por ejemplo, la locutora más popular que prestó voz a la señora Francis fue Maruja Fernández.

 El fenómeno duró durante décadas, ya que muchas mujeres que no tenían vías para expresar sus problemas recurrieron a ese consultorio. En 2005 se encontraron en una antigua masíamás de un millón de cartas enviadas al programa. Para muchas oyentes fue una vía de escape, de confesión, de apoyo. Se dirigían a Elena Francis con temas íntimos, soledad, sufrimiento, violencia doméstica, inseguridades personales… en una sociedad muy represiva y con pocos apoyos públicos.

 Aunque las respuestas seguían valores muy conservadores, propios del régimen franquista, el archivo de las cartas revela un mapa valioso de la vida cotidiana de muchas mujeres trabajadoras; sus miedos, frustraciones o aspiraciones. Por ello hoy se entiende como un documento histórico, una ventana para comprender las limitaciones sociales, la represión de género y cómo muchas mujeres buscaron consuelo aunque a menudo bajo un discurso moralista.

Recientemente se ha vuelto a revalorizar el programa desde un enfoque crítico, ya no como un “consejo de hogar” inocente, sino como parte de un sistema de control social y de género. Hay libros que analizan esta herencia, por ejemplo Las cartas de Elena Francis de Armand Balsebre y Rosario Fontova, un estudio histórico sobre las cartas y lo que revelan sobre las mujeres de clase trabajadora durante el franquismo.

El Consultorio de Elena Francis era un programa privado, promovido inicialmente por Productos Bella Aurora, una marca de cosmética que lo utilizaba también como publicidad. No era un órgano oficial del Estado ni estaba dirigido por instituciones franquistas.

Durante la dictadura toda la radio española debía someterse a la censura previa, y el consultorio no fue una excepción, razón por las que las respuestas seguían estrictamente la moral nacional-católica. Se fomentaba el modelo de mujer sumisa, esposa fiel, ama de casa sacrificada, propio del ideario franquista. Las situaciones conflictivas, como la violencia de género, separaciones, sexualidad o la autonomía femenina, se resolvían casi siempre recomendando obediencia, silencio o resignación.